Mi nombre es Sophie, vivo en Argentina en el pueblo turístico “San Martin de los Andes”.
Dibujo desde que tengo memoria, mis primeros dibujos con una forma real representaban Hormigas, pulgas, mantarrayas, peces. Luego me incline a representaciones religiosas, pero cuando supe dela existencia de los dinosaurios y las teorías científicas comenzó mi etapa de “dibujar dinosaurios”, y me olvide por completo de la religión.
Unos años más tarde descubrí la película Eragon, (nada en comparación con los libros), y me interese profundamente por los dragones, y lentamente me vertí en mundo fantástico. Esto se convirtió en un escape de la realidad ya que nunca pude entenderme con mis compañeros de curso (a excepción de mi mejora miga, Luisa). No tenía tolerancia con nadie y no entendía los motivos que empujaban a esos chicos y chicas a hacer las cosas que hacían, y de hecho aún me cuesta.
Estas dos etapas abarcaron desde los tres años hasta mi salida del colegio primario, siempre apareciendo y desapareciendo.
Cuando entre al secundario abandone por un año mis actividades, pero conocí el mundo del anime, que me empujo a remontar, mas, por culpa de esta distracción repetí un año y me volví mas antisocial y resentida de lo que ya era.
Pero no todo fue malo, repetir de año me hizo conocer gente hermosa y aprendí a ser más tolerante, siendo amiga de Nathalie, una chica muy religiosa; Evelin, infantil y divertida y Dayana, siempre a la moda.
Mejore de forma increíble en el dibujo durante ese año, pero al siguiente, el cuarto, me comencé a estancar. Pensé que había perdido el talento o que ese era mi límite, pero mis padres me sorprendieron con materiales de gran calidad y me di cuenta de que el problema no era yo, sino mis herramientas. Con esto no pretendo presumir, sino que vean que no hay que ahogarse en un estanque, puede que sean los remos que se hayan roto y no tus brazos
Ahora me encuentro, como siempre, siendo autodidacta, aprendiendo a utilizar materiales nuevos y explorando otros maravillosos campos del arte.