9. Fantasía. Frenando la Invasión del Portal.

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VIMARA
#1
9 es el orden en que fue acabado el borrador de novela corta, cuanto más bajo sea más viejo, quizá en los últimos haya mejorado.
 
Luego pongo el género, Fantasía, y el título.
 
Frenando la invasión del portal.
 
Este borrador tiene unas 29 000 palabras en 33 capítulos.
 
Pongo los tres primeros capítulos:
 

Capítulo 1, la huida de la marca.

 

Bakar vivía en la granja que heredó de su padre hace siete años.

 

Ambos habían trabajado mucho tiempo en ella y vivido felices, pero cuando el marqués murió en extrañas circunstancias y su hija heredó la marca de Batona, todo cambió a peor.

 

Los productos de la granja apenas se vendían, la gente no tenía con qué comprarlos. Los impuestos habían subido exponencialmente y muchos hombres antaño libres eran ahora esclavos de la marquesa al no poder pagar los impuestos.

 

El padre de Bakar, ya mayor, preocupado por su hijo le dijo que se fuera, pero Bakar no quiso hacerle caso, toda la vida había estado allí con su padre y durante muy pocos años con su madre que murió por una enfermedad.

 

Una tarde mientras echaba comida a las gallinas vio una especie de hombres grises que se acercaban armados tratando de ser sigilosos y entonces aparentando no haberles visto y de forma calmada entró en casa y fue a por la espada de su padre y esperó detrás de la puerta a ver qué ocurría.

 

No tuvo que esperar mucho, uno de los hombres grises dio una patada a la puerta y los otros dos que le acompañaban entraron apresuradamente con las armas en la mano, el primero notó como la espada de Bakar le atravesaba la espalda y salía por su pecho, mientras éste se desplomaba con la espada ensartada y aprovechando el efecto sorpresa, Bakar atizó un puñetazo en toda la boca al segundo enemigo y cerró la puerta dándole en toda la cara al que había dado la patada en la puerta.

 

Tras recoger la espada de su primer enemigo mató al que había dado un puñetazo que estaba inconsciente en el suelo tras el brutal puñetazo y después abrió la puerta y tras luchar unos pocos segundos con el último enemigo le cortó la mano de la espada y después de ponerle la espada en el cuello le pidió que le contase que clase de bichos eran y qué hacían allí.

 

Y el grisáceo humanoide comenzó a cantar, la marquesa Rivaula, que era una maga, había estado construyendo un portal dimensional con el que traer un ejército monstruoso, pero los seres grisáceos que pretendía que fueran sus soldados la habían traicionado y tuvo que huir por unos pasadizos ocultos de su castillo.

 

Los que habían atravesado el portal se hacían llamar xeroles y eran una raza de guerreros que vivían en un planeta que dominaban aunque todavía existiesen otras razas como las arpías y los dragones que se resistían. Por fortuna estos últimos no cabían por el portal.

 

Los xeroles habían destruido la capital de la marca, Bijun y ahora estaban saqueando los pueblos adyacentes y así es como ellos habían llegado a la granja.

 

A Bakar le daba igual la gente de su pueblo puesto que no tenía amigos y la gente no le trataba nunca bien y tampoco conocía a la gente de Bijun así que tras quitarles las cosas de valor a los enemigos, dejó con vida al último.

 

Cogió una gran mochila y tras llenarla de comida, agua, ropa y cosas útiles y ponerse la armadura de uno de los xeroles , enfundar en la vaina la mejor espada que encontró y ponerse un llamativo casco con plumas rojas de algún animal que no conocía, partió en dirección sur, quería alejarse lo máximo posible del portal para seguir con vida.

 

Llevaba semanas huyendo y por los pueblos que pasaba daba aviso de la invasión, pero normalmente se reían de él y le tomaban por loco, Bakar continuaba sin perder demasiado tiempo en los pueblos y con provisiones nuevas.

 

Un día vio a una mujer con el torso desnudo tras un barranco atada a un árbol que pedía auxilio, Bakar se acercó al barranco y tras buscar un par de árboles los cortó con un hacha que llevaba y les tendió para cruzar el barranco.

 

Al acercarse la mujer se desató y se lanzó hacia él enseñando unos colmillos puntiagudos y desplegando unas enormes alas que le daban una gran velocidad pero cuando estuvo cerca la arpía no pudo recordar nada más.

 

Tras llevarse un puñetazo en la mandíbula y perder el conocimiento había sido atada de verdad al árbol y cuando despertó vio como Bakar comía carne que había cocinado en una olla y tras darse cuenta éste de que la arpía había recuperado el conocimiento le ofreció un poco de carne que ésta no quiso aceptar en principio, pero que aceptó varias horas después.

 

Tras mucho sin hablar la arpía preguntó finalmente ¿porqué no has sido irresistiblemente atraído hacia mí y has caído por el barranco al venir corriendo hacia mí como todos los demás?

 

Bakar respondió: aunque lucieses bien, cuando abriste la boca y sacaste esas alas de buitre albino perdiste parte de tu encanto.

 

La arpía tras maldecirle en una lengua extraña dijo que tal vez su magia fallase en este planeta.

Bakar dijo que si los rumores son ciertos, su madre era la hija bastarda del abuelo de Rivaula, un poderoso mago que sirvió muchos años al emperador y fue recompensado con la marca del norte, una pequeña extensión de tierra en forma de península que estaba rodeada de mar excepto al sur y en la que había un pueblo grande, Bijun y seis pueblos más de pequeño tamaño.

 

Por lo tanto es posible que tuviese cierta resistencia a la magia.

 

Bakar la dijo: oyes pájara, ¿Cómo quieres que te llame?

 

La arpía tras una mirada de pocos amigos dijo su nombre, Nikalita, pero puedes llamarme Nika.

 

¿Y qué haces embaucando pobres granjeros para que se despeñen?

 

Pues me los como, respondió la arpía.

 

¿Y qué haces aparte de comer humanos? siguió interrogando.

 

Trabajo de exploradora para los xeroles desde hace años y a cambio dejan mi pueblo en paz.

 

Pero creo que a estas alturas habrán muerto ya todos mis seres queridos puesto que llevo ya más de veinte años trabajando como exploradora y mis padres eran bastante viejos cuando me apresaron.

 

Bueno, dijo Bakar, después de reposar un rato junto al fuego te soltaré para que te vayas donde quieras, pero como vuelvas a molestarme, te arranco la cabeza.

 

Nika miró incrédula a su apresor que se tumbó y enseguida empezó a roncar.

 

Horas más tarde Bakar desató a Nika y se puso a caminar siguiendo su camino hacia el sur, pero Nika cuando estaba ya a más de cien metros gritó que la esperase, que no quería volver con los xeroles y que iría con él si no le parecía mal, a lo que Bakar respondió que no le parecía mal.

 

El hombre preguntó a la arpía que si había humanos en su planeta.

 

Nika respondió que no, pero que los hubo y escaparon por un portal según las historias que se contaban las arpías.

 

Bakar preguntó que cómo eran medio humanos.

 

La arpía dijo que la leyenda decía que un brujo Xerol las creó combinando humanos con aves gigantes para usarles para vencer a los humanos.

 

Interesante información comentó el humano.

 

Bien, debemos salir de la marca para llegar a un puesto aduanero con otro territorio del imperio Nevora y encontrar allí a un militar para informar, contigo me harán más caso.

 

 

Capítulo 2, El enviado del imperio.

 

El noble Arturacus iba dormitando en su precioso carruaje rojo y negro impulsado por cuatro caros caballos de la mejor raza del continente que eran guiados por Sofia, una criada de confianza.

 

De repente descendió de los cielos una arpía que dio una patada voladora sobre Sofía y la lanzó desde donde guiaba a los caballos hacia el suelo donde quedó inconsciente.

 

La arpía se abalanzó sobre uno de los caballos que estaban encabritados presa del pánico y le dio un mordisco en el cuello y luego clavó las garras en el caballo para matarlo más rápidamente.

 

Los otros caballos consiguieron zafarse del arnés y se alejaron a toda prisa presa del intenso miedo que les causaba la arpía.

 

Arturacus que se había estampado y despertado por el impacto salió enojado del carruaje y vio como la arpía comía rápidamente uno de sus caballos.

 

La arpía no prestaba atención a Arturacus pues pensaba que no supondría una amenaza por el momento pero estaba muy equivocada.

 

Arturacus era uno de los mejores magos de todo el continente de Rakustenia y dado que no estaba de buen humor decidió vengarse de la arpía.

 

Con un gesto de su brazo y su mano con la palma hacia arriba creó un viento desde debajo de la arpía que subió a ésta y los restos del caballo a varios metros de altura, luego con otro gesto del brazo con la palma hacia abajo creó un potentísimo viento descendente que esta vez no pilló desprevenida a la arpía pero que a pesar de intentar elevarse con sus alas no pudo frenar el viento y se dio un enorme golpe contra el suelo levantando una capa de polvo.

 

Cuando Arturacus se acercó vio que la Arpía tenía una herida muy grande en una pierna que no le había causado él, pues parecía hecha por un arma afilada, así que supo que al estar herida debía estar desesperada por encontrar alimento y por eso había atacado a su criada y sus caballos.

 

Pero merecía un castigo y mirándola de cerca parecía una arpía bastante mona, así que decidió violarla.

 

Cuando se estaba acercando la arpía, herida y hambrienta, utilizó las pocas energías que la quedaban y se abalanzó contra el mago, pero éste había creado un muro de hielo y la arpía se golpeó de frente contra él.

 

Luego el mago cuando estaba intentando levantarse, congeló las garras de la arpía y estas quedaron pegadas al suelo y luego hizo lo mismo con sus piernas quedándose a cuatro patas y fue entonces cuando Arturacus desenfundó el halcón imperial y procedió a violar a la arpía repetidas veces, durante tanto tiempo que hasta la criada se recuperó y se acercó a ver al noble con cara extrañada.

 

El noble al ver que su criada no había muerto se alegró y dejó de hacer lo que estaba haciendo.

 

Se acercó a Sofía y utilizó un poco de magia de curación y su criada sanó completamente las pequeñas heridas que se había hecho en la caída.

 

Luego ya de mejor humor tras haberse desfogado un rato largo, se acercó a la arpía que seguía con las extremidades congeladas y también aplico magia de curación sobre la arpía, tuvo que estar un pequeño rato con la herida grande que tenía en la pierna pero al final la arpía quedó como nueva.

 

Arturacus acercó los restos del caballo con magia hacia donde estaba la arpía y los dejó donde podía agachar la cabeza y comérselos, cosa que no tardó en hacer.

 

Aplicándose viento sobre él mismo el noble empezó a ascender por el cielo y desde allí fue volando hacia donde pensaba que habrían escapado los caballos y no tardó ni diez minutos en traerlos volando.

 

Después ato dos a los arneses y el tercero lo montó el mismo y ayudó a Sofía a subirse tras él.

 

Aplicando un poco de magia de calor deshizo el hielo que tenía aprisionada a la arpía y la dijo que podía comerse lo que quedaba del caballo, pero que como intentase hacerles algo la mataría.

 

La arpía a pesar de poder hablar solo emitió un sonido agudo mostrando unos colmillos muy largos que la afearon bastante, el noble pensó que estaba mejor con la boca cerrada.

 

Tras esto los humanos se fueron, Arturacus tenía una orden del propio emperador de investigar que sucedía en la marca de Batona, los rumores de que Rivaula llevaba años planeando una guerra civil parecían haberse confirmado, lo que no esperaba era que las historias de xeroles y arpías fuesen ciertas, pero acababa de ver una con sus propios ojos.

 

Se dirigía a el puesto aduanero de Notark, en torno al cual se había creado un pequeño asentamiento alrededor de la posada que había en el condado de Tiweval, lo único que hacía frontera con Batona, ya que la marca estaba rodeada por mar al norte, este y oeste.

 

Allí le esperaba Bakar, con una arpía, asegurando que Rivaula había creado un portal dimensional y traído un extraño ejército de seres grisáceos y a las arpías medio humanas medio aves de plumajes de diversos colores.

 

Bakar le contó al llegar que su prima pensaba utilizar el ejército para sus propios fines pero que había sido traicionada en el acto y que la marca se había escapado del control de la marquesa, que aseguraba que era su prima aunque ella no lo supiese y que sospechaba donde se escondía, ya que su madre había trabajado allí muchos años.

 

Arturacus ya había descartado totalmente que Bakar fuese un loco estafador que tratase de venderles historias asombrosas por un puñado de monedas, y decidió que un mensajero debía acelerar la marcha hasta el próximo pueblo, conseguir cambiar el caballo e ir a la capital del condado y volver lo antes posible a Notark y acompañados de un ejército lo más grande que se pudiese conseguir.

 

 

Capítulo 3. Reunidos con más tiempo.

 

Bakar y Nika dormían en una tienda de campaña no muy lejos del puesto aduanero de Notark, como iba acompañado de la arpía y a esta no la dejaban domir en la posada pidió en la pequeña guarnición que había en torno a la aduana una tienda de campaña para que ambos pudiesen dormir a refugio a la espera de que Arturacus se quisiese reunir más con ellos, a lo que el oficial del ejército accedió y se comprometió a llevarles comida a diario hasta que regresase el enviado imperial.

 

Habían pasado dos semanas ya desde que enviaron un mensajero desde Notark a la capital de Tiweva y desde allí enviasen una paloma mensajera a la capital imperial.

 

Tras ese tiempo volvió otra paloma mensajera a la capital del condado y otro mensajero a caballo llegó al galope con la respuesta.

 

Estimado Bakar, comenzaba la nota, permanezca a la espera del enviado, se le pagará oportunamente.

 

Arturacus se había ido de allí tras la primera reunión para poder comunicarse más rápido con el emperador desde Tiweval, la capital del condado, y reunirse allí con el conde Arvil.

 

Los mensajes que podían portar las palomas no podían presumir de ser sumamente extensos, pero este pensaba Bakar que era hasta demasiado breve, pero no le sonaba nada mal, lo bueno si es breve, dos veces bueno se dijo a si mismo.

 

Tres semanas más tarde apareció de nuevo Arturacus con su carro y detrás de el un ejército compuesto por quinientos soldados que venían a pie desde Tiweval.

 

Arturacus salió del carro, preguntó a oficial donde estaba Bakar y se dirigió apresuradamente a la tienda donde estaban el hombre y la arpía alrededor de una pequeña fogata asando un pollo.

 

El mago se sentó cerca de ellos y pidió un cacho de ave alegando que tenía hambre, Bakar corto con el cuchillo unos cachos que repartió en tres platos de metal que había conseguido y todos comieron mientras hablaban de lo que harían.

 

Tras soplar un rato, comer un cacho de pollo y beber de la cantimplora Bakar contó que su abuelo tenía una torre al sur de la marca, en ella se decía que guardaba sus libros de magia y que solamente podían entrar allí el mismo, los que permitía que entrasen o sus descendientes.

 

Dado que llevaba tiempo muerto no habría permitido a nadie nuevo entrar por lo que solo podrían estar allí los descendientes y sospechaba que un campo mágico muy poderoso impedía entrar a nadie allí, por lo que Rivaula trataría de resguardarse allí y librarse de la invasión que ella misma había causado.

 

Arturacus escuchaba atentamente mientras comía y de vez en cuando miraba a la arpía que también le contaba lo mismo que le había contado a su compañero de viaje hasta Notark.

 

El mago imperial se iba haciendo una idea de lo que había sucedido y de lo que tenían que hacer, el portal solo podría ser echado abajo por Rivaula o alguien con una magia muy similar, o terminando con la vida de la marquesa y así cortar el nexo totalmente.

 

Todos sospechaban que Rivaula tuvo que huir apresuradamente y no pudo desactivar el portal, y llegar hasta los restos de Bijun con quinientos hombres y en frente un ejército invasor de miles, como aseguraba Nika, parecía tremendamente complicado y sumamente suicida sin saber a ciencia cierta si podrían encima una vez llegados allí echar abajo el nexo del portal.

 

Por lo tanto el plan de visitar la torre a ver si encontraba allí a la marquesa se antojaba la opción más prudente.

 

Arturacus les dio diez monedas de oro a cada uno pero Bakar se las quedó todas ya que a a la arpía no le servían de mucho y les dijo que mañana por la mañana partirían hacia la torre y que esperaba que les guiasen hasta la torre.

 

Bakar asintió con la cabeza y continuó cenando con la arpía mientras el mago se iba a la posada a escribir una carta pidiendo un ejército imperial de contención para reforzar las tropas del conde de Tiweva y que la armada aumentase las patrullas de vigilancia en torno a las rutas comerciales alrededor de Batona.

 

También pidió que enviasen a Notark todas las noticias nuevas que llegasen del avance del enemigo y que se instalase allí una guarnición reforzada de tres mil hombres, ya que la guardia de diez soldados para vigilar la aduana era actualmente insuficiente para lo que se avecinaba.

 

Tras acabar la carta se la dio a Sofía y dijo que se la entregase al mensajero lo antes posible y se fue a tratar de dormir, ya que estaba nervioso y suponía que no sería sencillo, pero al menos debía descansar.