15 es el orden en que fue acabado el borrador de novela corta, cuanto más bajo sea más viejo, quizá en los últimos haya mejorado.
Luego pongo el género, Fantasía y el título.
Las creaciones de Vondor Naigen.
Este borrador tiene unas 29 700 palabras en 23 capítulos.
Pongo los tres primeros capítulos:
Capítulo 1. Tawana, la nueva reina de Gorgon.
Tawana había ascendido al trono del reino Gorgon como era costumbre, mediante un duelo de miradas, había desafiado a la vieja reina, Vesten, y había vencido tras veintidós horas de combate, consiguiendo que la antigua reina quedase petrificada.
El cinturón con dos serpientes que representaba el poder real había sido apartado antes del duelo y Tawana se aproximó a el y se lo puso y cerró la hebilla, que eran las dos serpientes confrontadas.
Una reina no podía rechazar un desafío o sería asesinada en pocos días tras hacerlo, esto hacía que la longevidad de las reinas medusas estuviese relacionada con la falta de rivales poderosas, y la anterior reina había sido muy poderosa, pero la edad había hecho mella en sus poderes y la joven Tawana, que estaba en claro ascenso, la había superado.
La nueva reina fue benevolente con la vieja, y la devolvió a la vida, sabía que la vieja nunca osaría retarla ya que actualmente era menos poderosa, no aumentaría sus poderes con la edad y la serviría bien de consejera o la reemplazaría con facilidad.
Tawana se acercó a las cuevas donde se criaban hidras y fue a montar la más grande que había, que oso intentar morderla, a lo que la reina contestó con un poderoso golpe con la palma a la tercera cabeza, la que había intentado morderla, tras aturdir a esa cabeza la cogió con ambas manos y la miró un instante, la cabeza quedó petrificada y fue extendiéndose la petrificación hacia el cuerpo, aunque la reina con sus garras de bronce le pegó un tajo al cuello donde todavía no se había petrificado y lo seccionó gracias a lo afiladas que estaban sus garras.
En pocos minutos de ese cuello seccionado brotaron dos cabezas, que fueron mucho más respetuosas con la jinete que montaría la hidra.
Tawana abandonó el inmenso templo de las medusas y se dirigió a la ciudad capital, Iswada, donde los siervos de las medusas, los nagas, habitaban.
Los hombres serpientes al ver bajar a una inmensa hidra supusieron que la vieja reina había perdido el trono, y esto fue confirmado cuando Tawana se aproximó al teatro semicircular y se apeó de la hidra y comenzó a hablar:
Estimados súbditos, soy la reina Tawana, y tengo en mente lanzar una ofensiva contra los lagartinos para recuperar tierras perdidas por las anteriores reinas, por ello solicito voluntarios para ser formados como soldados de élite.
Cobrarán el doble que un soldado normal, pero deberán someterse a un duro entrenamiento, no temáis, no mataremos a los candidatos que no superen las pruebas, no sobra ninguno de nuestros súbditos, por eso invito a todos los que se crean capaces a servirme mejor que el resto a que lo intenten.
La reina nada más terminar de hablar a los que se habían reunido en el teatro siguiendo a la hidra, regresó al palacio para hablar con Vesten, quería que la pusiese al día de cómo iba la economía del reino.
Tras hablar durante tres horas con Vesten, Tawana andaba tensa, las serpientes de su pelo estaban revoltosas y amagaban con acerarse a atacar a Vesten, que tenía las suyas muy apagadas e intimidadas.
La nueva reina increpó a la vieja por los estúpidos derroches en rituales vetustos que no servían para nada, ordenó eliminar todo tipo de malgasto de recursos, había que sanear la economía y obviamente repartir parte de las mermadas reservas de alimentos entre los nagas, que estaban pasando hambre debido a la constante pérdida de territorio a manos del reino lagartino de Torpeg, guiado por Tiburio el conquistador.
Vesten iba a decir algo, pero se lo pensó unos instantes y dijo que como la nueva reina quisiese, así sería, y le indicó los nombres de las tres medusas que más en serio se tomaban las exigencias respecto a las tradiciones rituales, la nueva reina comprendió que esas tres debían ser eliminadas por el bien de su nuevo reinado, la vieja iba a ser útil pensó Tawana.
Tawana agradeció la información la pidió que se retirase y mandó llamar a Zerpen, el jefe de la guardia, el enorme naga con mitad superior de humano y el resto formado por una enorme cola de serpiente se aproximó reptando hasta el trono de las medusas e inclinó la cabeza en señal de respeto.
Tras una breve charla le indicó tres nombres y pidió que fuesen eliminadas.
Zerpen, ligeramente extrañado osó pedir permiso para hablar.
La reina se quedó sorprendida, menudas confianzas se tomaba un simple naga, pero hizo un gesto con la mano para que hablase.
Comprendo que esas medusas puedan resultar molestar para su nuevo reinado, pero terminar de golpe con tres de las más importantes sacerdotisas del templo podría ser algo peligroso para usted, podrían retarla una gran cantidad de rivales, confiando en que acepte los retos uno tras otro y tras cansarse derrotando a varias, una tenga suerte y la venza.
Tawana sonrió, comprendo tu preocupación Zerpen, ¿qué me sugieres? preguntó mientras siseaba un poco.
El naga respondió que alejarlas a asentamientos más pequeños otorgándolas el invaluable honor de ascenderlas a sacerdotisas del templo local y una vez allí eliminarlas simultáneamente pasados unos meses, para que su reinado esté más asentado.
Seguiré tu consejo Zerpen, organiza los preparativos, y no me falles liquidándolas, no podemos dejar cabos sueltos.
Como usted ordene mi reina, me han contado el discurso que ha dado hace unas horas y espero que tenga éxito por el bien de todos.
Yo también lo espero dijo antes de levantarse del trono e irse a sus nuevos aposentos sin despedirse de Zerpen mientras decía que se encargase de instruir una nueva unidad de élite con el entrenamiento más riguroso posible, como si fuesen a ser guardias reales, los más afamados del ejército.
Zerpen tomó nota de los recados de su señora y se fue a reunir con otros oficiales para hacer los oportunos preparativos.
Tawana mientras caminaba estaba pesando en reclutar a varias medusas jóvenes y ambiciosas que quisiesen ascender, las instruiría como jinetes de hidra e irían al frente junto a ella para poder asaltar a los ejércitos lagartinos con los que se topasen con garantías de éxito.
Tras descansar esa noche examinaría el harén de medusos a la mañana siguiente y se divertiría un rato, los varones no tenían capacidades de paralización o petrificación, por eso los que gobernaban siempre eran medusas hembra, pero servían en el ejército como oficiales junto a los nagas y servían de trabajadores agrícolas o en la construcción.
La reina pensó que sería conveniente reunirse con los asesores económicos del reino la tarde del día siguiente después de disfrutar un rato, había que ponerse cuanto antes a mejorar la economía para soportar la guerra que tenía en mente, los continuos fracasos de sus predecesoras habían puesto en peligro el reino Gorgon, y eso era intolerable para ella.
Capítulo 2. Tiburio, rey de Torpeg.
El rey estaba en Torbur, la capital del reino, preocupado por dos motivos, en el norte el reino Gorgon había salido de su letargo y atacaba su reino, en el sur, los pérfidos esbirros del rey Awako, del reino lagartino Repoco, atacaban sabiendo que Tiburio había tenido que mover tropas la norte.
Desde Pococo, la capital de Repoco, un enorme ejército había partido en dirección a Torbur, la situación no era nada sencilla para Tiburio.
Su hermana Tardanga, la más poderosa maga lagartina de Torpeg, era su mejor y única baza para hacer frente a ambos enemigos a la vez, por eso estaba hablando con ella para ver qué hacían en la terrible circunstancia por la que estaban pasando.
La hermana propuso que la pusiese al mando de los jinetes de dromaeosauroides y que la mandase al sur a hacer frente al ejército de Awako con ayuda de la pequeña guarnición que había al sur, ella confiaba en su magia para vencer.
Tiburio lo autorizó, se quedó con los triceratops equipados con torretas repletas de arqueros lagartinos, que empelaría para tratar de frenar el avance de sus enemigos al norte.
Pero no había manera, los nagas atacaban en novedosas formaciones que apenas podían contener con los arqueros y los lanceros, y lo que era peor, las hidras montadas por medusas estaban diezmando las tropas.
La única ventaja de Tiburio eran la superioridad numérica de sus lagartinos, detrás de cada unidad de lanceros había otra unidad de arqueros, e incluso detrás de las de arqueros había más lanceros para proteger a los arqueros y permitir que se reagrupasen y continuasen disparando.
Pero las hidras entraban fácilmente en las unidades de lanceros y las destrozaban a mordiscos, los pobres lagartinos caían heridos por los temibles mordiscos, y si alguno miraba a una medusa para tratar de matarla podía acabar convertido en piedra.
Tiburio subido en uno de los triceratops tenía una buena visión de lo que sucedía, en otros triceratops había algunos magos que conseguían matar a alguna hidra o medusa, pero cuando les localizaban, las medusas en hidra avanzaban hacia los magos y terminaban con ellos.
El rey lizardo ordenó una huida replegada, y pudo hacerlo gracias a los arqueros que disparaban a diestro y siniestro impidiendo que los nagas los siguiesen.
Tiburio sabía que debía replegarse para abastecerse de más flechas, si se quedaban sin qué disparar lo iban a pasar horriblemente mal, todavía peor de lo que ya lo estaban pasando.
Se reunió con sus oficiales y magos, que le miraban con caras apesadumbradas, el rey les sonrió, hemos causados muchas bajas al enemigo, subid el ánimo, mañana será otro día, ahora vamos a alejarnos lo suficiente para poder descansar tranquilos.
Mientras caminaba junto a sus oficiales les iba explicando que debían aprovechar las ventajas del terreno para tender emboscadas a sus perseguidores y dispararles continuamente flechas, para que el avance le costase vidas a los gorgones.
Continuaron así cuatro días cediendo continuamente terreno, pero matando a algunos nagas en cada emboscada y perdiendo no demasiados lagartinos.
El rey sopesaba tener que perder una rica zona agrícola a manos de los gorgones cuando apareció su hermana y asustado la preguntó qué había pasado para que regresase tan pronto, ¿tan mal ha ido al sur? Consiguió preguntar con una voz bastante floja.
Al contrario dijo Tardanga, cuando llegamos hasta allí el ejército enemigo se había ido de allí misteriosamente, deje a varios jinetes de dromaeosauroides para que vigilaran la frontera del reino y me pudiesen venir a informar con tiempo si regresaban pero la frontera estaba vacía de soldados enemigos.
Por ello decidí regresar por si necesitabas mi ayuda.
Bien hecho, dijo el rey, y le puso al corriente de lo que había sucedido estos días.
La hermana escuchó y le explicó que podían tender una emboscada desde una pequeña cornisa en una montaña, para ascenderla las hidras tendrían que ascender por la cara sur y hacer un rodeo por un camino agreste bastante complicado y casi imposible para ellas, así que podrían neutralizar la ventaja de las hidras mientras ella y el resto de magos supervivientes lanzaban su magia sobre el ejército enemigo.
Hazlo confirmó el rey, yo había pensado colocar ahí varios arqueros, pero sopesaba si no sería sacrificarlos a todos, pero estando tu aquí quizá podamos hacer algo más.
Los magos lagartinos, reptiles como eran, estaban sufriendo mucho la baja temperatura que hacía en la montaña, estaban fundiendo nieve de la parte más alta de la montaña y encauzando el cauce de agua mediante la magia para desplazarla hasta la cornisa donde estaba Tardanga.
Cuando los primeros nagas se acercaron los arqueros les dispararon sin pausa, matando a algunos, entonces una medusa maga lanzó una mirada petrificadora y tres lagartinos cayeron de la cornisa petrificados, también la maga medusa comenzó a disparar bolas de fuego hacia donde estaban los defensores lagartinos.
Tardanga sonrió, ese calor le vendría bien para su plan.
Las magas medusas estaban neutralizando las flechas de los lagartinos con su magia, o bien las desviaban con viento o las quemaban con un potente fuego antes de que llegasen, más medusas se aproximaban con magas menos poderosas que ayudaban a las que iban en las hidras y lanzaban sus miradas hacia arriba mientras los nagas avanzaban reptando para intentar llegar hasta la cornisa.
Cuando hubo suficientes medusas mirando Tardanga emitió un grito y dijo a todos que la poderosa Tardanga estaba allí para terminar con ellos si no se iban ya mismo.
Como ella quería todas las miradas de los enemigos se dirigieron hacia donde ella había emitido el grito, sus magos lagartinos habían creado una especie de círculo de agua que había puesto detrás de ella, Tardanga había usado su magia para transformar el agua en un espejo perfecto que reflejó las miradas de las medusas y petrificó a cientos de nagas y a algunas de las medusas menos poderosas.
En ese momento los arqueros lagartinos aprovecharon para disparar a los enemigos que no se habían petrificado mientras estos todavía estaban confundidos por lo que había sucedido, Tiburio que estaba con los lanceros impidiendo que los nagas ascendiesen, aprovechó que no venían más nagas detrás de los que habían llegado hasta allí y tras terminar con ellos, avanzó decididamente para contraatacar a los debilitados enemigos.
Tawana que estaba en la retaguardia del ejército gorgon observó la treta del enemigo y tras comprobar lo mal que les estaba yendo a los suyos, ordenó a la retaguardia proteger la retirada del ejército gorgon, con ella misma a la cabeza, pelearon con fiereza, ella a lomos de su hidra.
Cuando el ejército pudo alejarse del fatídico lugar decidió que lo mejor era proteger las posiciones capturadas mientras recuperaba la funcionalidad de su mermado ejército.
Al menos con las zonas capturadas habría comida suficiente para todos los súbditos pensó mientras especulaba acerca de si los lagartinos mandarían a un diplomático a tratar de firmar una paz temporal.
Así fue, dos días más tarde llegó un lagartino con una carta en la que se proponía una paz por dos años, Tawana respondió afirmativamente a la paz, también debía consolidar su poder en su propio reino ahora que el tema de la comida se había resuelto satisfactoriamente.
Capítulo 3, Anchoju y Zamcha, los ultradrilos.
Anchoju, rey de Cocodrilia, había planeado tres años atrás un ataque contra el reino lagartino de Awako, lanzó un ataque a una presa y destruyó un molino que había allí, pero eso era una distracción para que su hermana Zamcha y varias hembras más cruzasen al interior del reino enemigo para poner en un lago en una montaña sus huevos fertilizados y lanzar, cuando estuviesen suficientemente crecidos sus hijos, un ataque desde ambos lados.
Como después de ese ataque los ultradrilos no habían vuelto a atacar, el rey Awako se había relajado y sabiendo que la nueva reina medusa Tawana había lanzado un ataque contra el reino de Torpeg, había pensado que era el momento óptimo para arrebatar territorio al rey Tiburio, pero los planes de Anchoju, previamente urdidos, habían destruido su plan y se había encontrado con una difícil situación ya que su ejército tuvo que descartar la invasión a Torpeg y regresar a toda prisa para proteger Pococo, la capital del reino Repoco, donde Awako permanecía ya que él no comandaba personalmente sus ejércitos.
Anchoju desde el sur emergió del río con doscientos ultradrilos, que, aprovechando su ventaja en tamaño, comenzaron a atacar nuevamente la presa, los arqueros lagartinos disparaban sobre ellos pero eso no frenaba a los pocos ultradrilos heridos, que se acercaban a los defensores con incrementadas ganas de matanza.
Los lanceros lagartinos a pesar de las prisas realizaron la formación de sus unidades, pero las lanzas de dos metros no eran suficientes para contener a los ultradrilos de siete metros de altura, que a pesar de llevarse heridas descendían sobre las unidades de lanceros y comenzaban a masticar a sus enemigos con sus poderosísimas mandíbulas y con sus colan barrían a decenas de lagartinos que salían volando por los aires.
La situación no era buena para los defensores, pero todo empeoró cuando se dieron cuenta de que un pequeño castillo donde pretendían refugiarse para la defensa final ya había sido capturado por sesenta ultradrilos que habían atacado desde el norte, estos eran casi todos más bajos, unos cuatro a cinco metros y algunos todavía más pequeños, pero eran bastante ágiles y aprovechando que nadie los esperaba atacando desde el norte, habían masticado por la espalda a los arqueros que estaban disparando hacia los ultradrilos que salían desde el río al sur de su posición.
Zamcha gritó a su hermano que ya habían tomado el castillo, el rey ultradrilo gritó para dar ánimos para perseguir a los enemigos que al darse cuenta de la pérdida de su castillo trataban de huir desmoralizados hacia otro asentamiento de su reino.
Casi ninguno lo logró, los ultradrilos daban poderosas y largas zancadas y capturaban y masticaban enérgicamente a los desdichados lagartinos.
Solo hubo un problemilla, un mago lagartino estaba reorganizando en torno a el a decenas de lagartinos para tratar de huir ordenadamente, había chamuscado a tres ultradrilos con grandes bolas de fuego, el hedor a cocodrilo quemado impregnaba el ambiente, Anchoju recogió una de las lanzas de los lagartinos, apuntó y la arrojó sobre el mago que trató de desviarla con magia de viento, pero el impulso del ultradrilo era tan potente que a pesar de desviarla un poco se clavó en el hombro del mago, que se mareó y terminó desmayándose, momento que el resto de ultradrilos aprovecharon para destrozar a los lagartinos que había reunido el mago.
Cuando los hermanos ultradrilos se reunieron e hicieron recuento de bajas ambos quedaron satisfechos, tres muertos por culpa del mago, cuatro más por las heridas de flechas y lanzas, dos heridos con posibles secuelas en las piernas que no les permitirían caminar bípedamente y quince heridos que se recuperarían sin problemas con el tiempo.
Anchoju le preguntó a su hermana cómo habían sido esos tres años en el lago.
Zamcha abrió sus mandíbulas y amenazó a su hermano con morderle, luego se quejó de las frías aguas del lago en la montaña, del escaso alimento en peces y animales de la montaña, pero dijo que podría haber sido peor, y que al menos no les habían detectado.
El rey le pidió perdón a su hermana por haber tenido que estar tres años preparando el ataque en un terreno hostil para ella pero dijo que al menos el plan había salido bien, luego dijo que dejarían un pequeño destacamento de diez ultradrilos con los heridos para mantener el castillo recién capturado y el resto irían al norte siguiendo el río para aumentar el territorio de Cocodrilia.
Zamcha sugirió a varios ultradrilos jóvenes para que se quedasen en el castillo con los heridos y su hermano no puso inconveniente en la lista, pero dejó un viejo ultradrilo al mando para que instruyese a los jóvenes.
Tras destrozar la presa a conciencia, los ultradrilos avanzaron por el río a buen ritmo hasta el siguiente asentamiento lagartino, gracias a la velocidad por el agua llegaron mucho antes de que los pocos supervivientes lagartinos del primer ataque pudiesen ponerse en contacto con otros de su raza, y el ataque tomó por sorpresa al pueblo agrícola de Verdeprado.
Dos guardias subidos en la atalaya del pueblo vieron a los enormes ultradrilos y emplearon la campana para dar la alarma, los veinte guardias del pueblo salieron de la barraca militar con sus lanzas y dos de ellos con arcos treparon a toda prisa a la atalaya y tres más con arco se instalaron encima de la puerta, que era el punto más débil de la muralla.
Pero esas murallas tampoco era un problema para los ultradrilos, eran más bien para protegerse de los ataques de otros lagartinos, por lo que al ver a más de doscientos ultradrilos acercándose al pueblo, a los defensores no les quedó ninguna esperanza de victoria.
El gobernador y algunos nobles locales se montaron en dromaedosauroides y se dieron a la fuga, el capitán de la guardia se montó también en uno pero en vez de huir se dirigió a la batalla con el, seguido de quince lanceros, la misión era ganar tiempo para que los habitantes pudiesen huir.
Los aldeanos lagartinos se dieron a la fuga a pie, y los ultradrilos les dejaron irse, Anchoju tras inmovilizar al dromaedosauroide del capitán de la guardia y llevarse una herida en el hombro del capitán lagartino, asestó tremendo mordisco a este y arrojó su cadáver al suelo mientras otros ultradrilos se acercaban al dinosaurio y le hinchaban a mordiscos.
Los lanceros no pudieron hacer nada frente a los ultradrilos, solo los arqueros dispararon hasta que tuvieron a los ultradrilos al lado trepando las murallas, entonces bajaron al pueblo y luego trataron de huir corriendo, pero fueron capturados.
Trescientos lagartinos no habían huido del pueblo, cuando los soldados le preguntaron a Anchoju qué hacer con ellos, este señaló los establos de triceratops y las granjas de calatocercos, ellos les engordarán, esos triceratops son demasiado pequeños para la guerra, por eso siguen aquí.
A los calatocercos los usan como carne y eso nos permitirá a nosotros tener comida durante mucho tiempo, podremos estar desligados del río para obtener comida.
Zamcha estaba cerca y dijo que la parecía buena idea, además podrían hacer de Verdeprado un asentamiento a largo plazo y tratar de mejorar tecnológicamente, hasta ahora hemos aprovechado nuestra ventaja física, pero ellos mejoran continuamente sus armas, tal vez debamos empezar a tener nosotros también armas y armaduras.
Anchoju estuvo de acuerdo con su hermana, bien, nos haremos fuertes aquí, primero habrá que hacer una muralla mucho más grande y poderosa, gracias a los calatocercos podremos comer sin tener que ir a ningún lado y trabajar en la mejora del pueblo.
Esos lagartinos deberán enseñarnos a trabajar el metal dijo Zamcha, si lo hacen vivirán muy bien con nosotros, iré a hablar con ellos a ver si alguno sabe.
Anchoju agradeció a su hermana sus esfuerzos, él era totalmente incapaz de hablar el lagartino, durante las enseñanzas de los mayores, el intentaba prestar atención, pero era incapaz de reproducir los sonidos de los lagartinos.
Capítulo 1. Tawana, la nueva reina de Gorgon.
Tawana había ascendido al trono del reino Gorgon como era costumbre, mediante un duelo de miradas, había desafiado a la vieja reina, Vesten, y había vencido tras veintidós horas de combate, consiguiendo que la antigua reina quedase petrificada.
El cinturón con dos serpientes que representaba el poder real había sido apartado antes del duelo y Tawana se aproximó a el y se lo puso y cerró la hebilla, que eran las dos serpientes confrontadas.
Una reina no podía rechazar un desafío o sería asesinada en pocos días tras hacerlo, esto hacía que la longevidad de las reinas medusas estuviese relacionada con la falta de rivales poderosas, y la anterior reina había sido muy poderosa, pero la edad había hecho mella en sus poderes y la joven Tawana, que estaba en claro ascenso, la había superado.
La nueva reina fue benevolente con la vieja, y la devolvió a la vida, sabía que la vieja nunca osaría retarla ya que actualmente era menos poderosa, no aumentaría sus poderes con la edad y la serviría bien de consejera o la reemplazaría con facilidad.
Tawana se acercó a las cuevas donde se criaban hidras y fue a montar la más grande que había, que oso intentar morderla, a lo que la reina contestó con un poderoso golpe con la palma a la tercera cabeza, la que había intentado morderla, tras aturdir a esa cabeza la cogió con ambas manos y la miró un instante, la cabeza quedó petrificada y fue extendiéndose la petrificación hacia el cuerpo, aunque la reina con sus garras de bronce le pegó un tajo al cuello donde todavía no se había petrificado y lo seccionó gracias a lo afiladas que estaban sus garras.
En pocos minutos de ese cuello seccionado brotaron dos cabezas, que fueron mucho más respetuosas con la jinete que montaría la hidra.
Tawana abandonó el inmenso templo de las medusas y se dirigió a la ciudad capital, Iswada, donde los siervos de las medusas, los nagas, habitaban.
Los hombres serpientes al ver bajar a una inmensa hidra supusieron que la vieja reina había perdido el trono, y esto fue confirmado cuando Tawana se aproximó al teatro semicircular y se apeó de la hidra y comenzó a hablar:
Estimados súbditos, soy la reina Tawana, y tengo en mente lanzar una ofensiva contra los lagartinos para recuperar tierras perdidas por las anteriores reinas, por ello solicito voluntarios para ser formados como soldados de élite.
Cobrarán el doble que un soldado normal, pero deberán someterse a un duro entrenamiento, no temáis, no mataremos a los candidatos que no superen las pruebas, no sobra ninguno de nuestros súbditos, por eso invito a todos los que se crean capaces a servirme mejor que el resto a que lo intenten.
La reina nada más terminar de hablar a los que se habían reunido en el teatro siguiendo a la hidra, regresó al palacio para hablar con Vesten, quería que la pusiese al día de cómo iba la economía del reino.
Tras hablar durante tres horas con Vesten, Tawana andaba tensa, las serpientes de su pelo estaban revoltosas y amagaban con acerarse a atacar a Vesten, que tenía las suyas muy apagadas e intimidadas.
La nueva reina increpó a la vieja por los estúpidos derroches en rituales vetustos que no servían para nada, ordenó eliminar todo tipo de malgasto de recursos, había que sanear la economía y obviamente repartir parte de las mermadas reservas de alimentos entre los nagas, que estaban pasando hambre debido a la constante pérdida de territorio a manos del reino lagartino de Torpeg, guiado por Tiburio el conquistador.
Vesten iba a decir algo, pero se lo pensó unos instantes y dijo que como la nueva reina quisiese, así sería, y le indicó los nombres de las tres medusas que más en serio se tomaban las exigencias respecto a las tradiciones rituales, la nueva reina comprendió que esas tres debían ser eliminadas por el bien de su nuevo reinado, la vieja iba a ser útil pensó Tawana.
Tawana agradeció la información la pidió que se retirase y mandó llamar a Zerpen, el jefe de la guardia, el enorme naga con mitad superior de humano y el resto formado por una enorme cola de serpiente se aproximó reptando hasta el trono de las medusas e inclinó la cabeza en señal de respeto.
Tras una breve charla le indicó tres nombres y pidió que fuesen eliminadas.
Zerpen, ligeramente extrañado osó pedir permiso para hablar.
La reina se quedó sorprendida, menudas confianzas se tomaba un simple naga, pero hizo un gesto con la mano para que hablase.
Comprendo que esas medusas puedan resultar molestar para su nuevo reinado, pero terminar de golpe con tres de las más importantes sacerdotisas del templo podría ser algo peligroso para usted, podrían retarla una gran cantidad de rivales, confiando en que acepte los retos uno tras otro y tras cansarse derrotando a varias, una tenga suerte y la venza.
Tawana sonrió, comprendo tu preocupación Zerpen, ¿qué me sugieres? preguntó mientras siseaba un poco.
El naga respondió que alejarlas a asentamientos más pequeños otorgándolas el invaluable honor de ascenderlas a sacerdotisas del templo local y una vez allí eliminarlas simultáneamente pasados unos meses, para que su reinado esté más asentado.
Seguiré tu consejo Zerpen, organiza los preparativos, y no me falles liquidándolas, no podemos dejar cabos sueltos.
Como usted ordene mi reina, me han contado el discurso que ha dado hace unas horas y espero que tenga éxito por el bien de todos.
Yo también lo espero dijo antes de levantarse del trono e irse a sus nuevos aposentos sin despedirse de Zerpen mientras decía que se encargase de instruir una nueva unidad de élite con el entrenamiento más riguroso posible, como si fuesen a ser guardias reales, los más afamados del ejército.
Zerpen tomó nota de los recados de su señora y se fue a reunir con otros oficiales para hacer los oportunos preparativos.
Tawana mientras caminaba estaba pesando en reclutar a varias medusas jóvenes y ambiciosas que quisiesen ascender, las instruiría como jinetes de hidra e irían al frente junto a ella para poder asaltar a los ejércitos lagartinos con los que se topasen con garantías de éxito.
Tras descansar esa noche examinaría el harén de medusos a la mañana siguiente y se divertiría un rato, los varones no tenían capacidades de paralización o petrificación, por eso los que gobernaban siempre eran medusas hembra, pero servían en el ejército como oficiales junto a los nagas y servían de trabajadores agrícolas o en la construcción.
La reina pensó que sería conveniente reunirse con los asesores económicos del reino la tarde del día siguiente después de disfrutar un rato, había que ponerse cuanto antes a mejorar la economía para soportar la guerra que tenía en mente, los continuos fracasos de sus predecesoras habían puesto en peligro el reino Gorgon, y eso era intolerable para ella.
Capítulo 2. Tiburio, rey de Torpeg.
El rey estaba en Torbur, la capital del reino, preocupado por dos motivos, en el norte el reino Gorgon había salido de su letargo y atacaba su reino, en el sur, los pérfidos esbirros del rey Awako, del reino lagartino Repoco, atacaban sabiendo que Tiburio había tenido que mover tropas la norte.
Desde Pococo, la capital de Repoco, un enorme ejército había partido en dirección a Torbur, la situación no era nada sencilla para Tiburio.
Su hermana Tardanga, la más poderosa maga lagartina de Torpeg, era su mejor y única baza para hacer frente a ambos enemigos a la vez, por eso estaba hablando con ella para ver qué hacían en la terrible circunstancia por la que estaban pasando.
La hermana propuso que la pusiese al mando de los jinetes de dromaeosauroides y que la mandase al sur a hacer frente al ejército de Awako con ayuda de la pequeña guarnición que había al sur, ella confiaba en su magia para vencer.
Tiburio lo autorizó, se quedó con los triceratops equipados con torretas repletas de arqueros lagartinos, que empelaría para tratar de frenar el avance de sus enemigos al norte.
Pero no había manera, los nagas atacaban en novedosas formaciones que apenas podían contener con los arqueros y los lanceros, y lo que era peor, las hidras montadas por medusas estaban diezmando las tropas.
La única ventaja de Tiburio eran la superioridad numérica de sus lagartinos, detrás de cada unidad de lanceros había otra unidad de arqueros, e incluso detrás de las de arqueros había más lanceros para proteger a los arqueros y permitir que se reagrupasen y continuasen disparando.
Pero las hidras entraban fácilmente en las unidades de lanceros y las destrozaban a mordiscos, los pobres lagartinos caían heridos por los temibles mordiscos, y si alguno miraba a una medusa para tratar de matarla podía acabar convertido en piedra.
Tiburio subido en uno de los triceratops tenía una buena visión de lo que sucedía, en otros triceratops había algunos magos que conseguían matar a alguna hidra o medusa, pero cuando les localizaban, las medusas en hidra avanzaban hacia los magos y terminaban con ellos.
El rey lizardo ordenó una huida replegada, y pudo hacerlo gracias a los arqueros que disparaban a diestro y siniestro impidiendo que los nagas los siguiesen.
Tiburio sabía que debía replegarse para abastecerse de más flechas, si se quedaban sin qué disparar lo iban a pasar horriblemente mal, todavía peor de lo que ya lo estaban pasando.
Se reunió con sus oficiales y magos, que le miraban con caras apesadumbradas, el rey les sonrió, hemos causados muchas bajas al enemigo, subid el ánimo, mañana será otro día, ahora vamos a alejarnos lo suficiente para poder descansar tranquilos.
Mientras caminaba junto a sus oficiales les iba explicando que debían aprovechar las ventajas del terreno para tender emboscadas a sus perseguidores y dispararles continuamente flechas, para que el avance le costase vidas a los gorgones.
Continuaron así cuatro días cediendo continuamente terreno, pero matando a algunos nagas en cada emboscada y perdiendo no demasiados lagartinos.
El rey sopesaba tener que perder una rica zona agrícola a manos de los gorgones cuando apareció su hermana y asustado la preguntó qué había pasado para que regresase tan pronto, ¿tan mal ha ido al sur? Consiguió preguntar con una voz bastante floja.
Al contrario dijo Tardanga, cuando llegamos hasta allí el ejército enemigo se había ido de allí misteriosamente, deje a varios jinetes de dromaeosauroides para que vigilaran la frontera del reino y me pudiesen venir a informar con tiempo si regresaban pero la frontera estaba vacía de soldados enemigos.
Por ello decidí regresar por si necesitabas mi ayuda.
Bien hecho, dijo el rey, y le puso al corriente de lo que había sucedido estos días.
La hermana escuchó y le explicó que podían tender una emboscada desde una pequeña cornisa en una montaña, para ascenderla las hidras tendrían que ascender por la cara sur y hacer un rodeo por un camino agreste bastante complicado y casi imposible para ellas, así que podrían neutralizar la ventaja de las hidras mientras ella y el resto de magos supervivientes lanzaban su magia sobre el ejército enemigo.
Hazlo confirmó el rey, yo había pensado colocar ahí varios arqueros, pero sopesaba si no sería sacrificarlos a todos, pero estando tu aquí quizá podamos hacer algo más.
Los magos lagartinos, reptiles como eran, estaban sufriendo mucho la baja temperatura que hacía en la montaña, estaban fundiendo nieve de la parte más alta de la montaña y encauzando el cauce de agua mediante la magia para desplazarla hasta la cornisa donde estaba Tardanga.
Cuando los primeros nagas se acercaron los arqueros les dispararon sin pausa, matando a algunos, entonces una medusa maga lanzó una mirada petrificadora y tres lagartinos cayeron de la cornisa petrificados, también la maga medusa comenzó a disparar bolas de fuego hacia donde estaban los defensores lagartinos.
Tardanga sonrió, ese calor le vendría bien para su plan.
Las magas medusas estaban neutralizando las flechas de los lagartinos con su magia, o bien las desviaban con viento o las quemaban con un potente fuego antes de que llegasen, más medusas se aproximaban con magas menos poderosas que ayudaban a las que iban en las hidras y lanzaban sus miradas hacia arriba mientras los nagas avanzaban reptando para intentar llegar hasta la cornisa.
Cuando hubo suficientes medusas mirando Tardanga emitió un grito y dijo a todos que la poderosa Tardanga estaba allí para terminar con ellos si no se iban ya mismo.
Como ella quería todas las miradas de los enemigos se dirigieron hacia donde ella había emitido el grito, sus magos lagartinos habían creado una especie de círculo de agua que había puesto detrás de ella, Tardanga había usado su magia para transformar el agua en un espejo perfecto que reflejó las miradas de las medusas y petrificó a cientos de nagas y a algunas de las medusas menos poderosas.
En ese momento los arqueros lagartinos aprovecharon para disparar a los enemigos que no se habían petrificado mientras estos todavía estaban confundidos por lo que había sucedido, Tiburio que estaba con los lanceros impidiendo que los nagas ascendiesen, aprovechó que no venían más nagas detrás de los que habían llegado hasta allí y tras terminar con ellos, avanzó decididamente para contraatacar a los debilitados enemigos.
Tawana que estaba en la retaguardia del ejército gorgon observó la treta del enemigo y tras comprobar lo mal que les estaba yendo a los suyos, ordenó a la retaguardia proteger la retirada del ejército gorgon, con ella misma a la cabeza, pelearon con fiereza, ella a lomos de su hidra.
Cuando el ejército pudo alejarse del fatídico lugar decidió que lo mejor era proteger las posiciones capturadas mientras recuperaba la funcionalidad de su mermado ejército.
Al menos con las zonas capturadas habría comida suficiente para todos los súbditos pensó mientras especulaba acerca de si los lagartinos mandarían a un diplomático a tratar de firmar una paz temporal.
Así fue, dos días más tarde llegó un lagartino con una carta en la que se proponía una paz por dos años, Tawana respondió afirmativamente a la paz, también debía consolidar su poder en su propio reino ahora que el tema de la comida se había resuelto satisfactoriamente.
Capítulo 3, Anchoju y Zamcha, los ultradrilos.
Anchoju, rey de Cocodrilia, había planeado tres años atrás un ataque contra el reino lagartino de Awako, lanzó un ataque a una presa y destruyó un molino que había allí, pero eso era una distracción para que su hermana Zamcha y varias hembras más cruzasen al interior del reino enemigo para poner en un lago en una montaña sus huevos fertilizados y lanzar, cuando estuviesen suficientemente crecidos sus hijos, un ataque desde ambos lados.
Como después de ese ataque los ultradrilos no habían vuelto a atacar, el rey Awako se había relajado y sabiendo que la nueva reina medusa Tawana había lanzado un ataque contra el reino de Torpeg, había pensado que era el momento óptimo para arrebatar territorio al rey Tiburio, pero los planes de Anchoju, previamente urdidos, habían destruido su plan y se había encontrado con una difícil situación ya que su ejército tuvo que descartar la invasión a Torpeg y regresar a toda prisa para proteger Pococo, la capital del reino Repoco, donde Awako permanecía ya que él no comandaba personalmente sus ejércitos.
Anchoju desde el sur emergió del río con doscientos ultradrilos, que, aprovechando su ventaja en tamaño, comenzaron a atacar nuevamente la presa, los arqueros lagartinos disparaban sobre ellos pero eso no frenaba a los pocos ultradrilos heridos, que se acercaban a los defensores con incrementadas ganas de matanza.
Los lanceros lagartinos a pesar de las prisas realizaron la formación de sus unidades, pero las lanzas de dos metros no eran suficientes para contener a los ultradrilos de siete metros de altura, que a pesar de llevarse heridas descendían sobre las unidades de lanceros y comenzaban a masticar a sus enemigos con sus poderosísimas mandíbulas y con sus colan barrían a decenas de lagartinos que salían volando por los aires.
La situación no era buena para los defensores, pero todo empeoró cuando se dieron cuenta de que un pequeño castillo donde pretendían refugiarse para la defensa final ya había sido capturado por sesenta ultradrilos que habían atacado desde el norte, estos eran casi todos más bajos, unos cuatro a cinco metros y algunos todavía más pequeños, pero eran bastante ágiles y aprovechando que nadie los esperaba atacando desde el norte, habían masticado por la espalda a los arqueros que estaban disparando hacia los ultradrilos que salían desde el río al sur de su posición.
Zamcha gritó a su hermano que ya habían tomado el castillo, el rey ultradrilo gritó para dar ánimos para perseguir a los enemigos que al darse cuenta de la pérdida de su castillo trataban de huir desmoralizados hacia otro asentamiento de su reino.
Casi ninguno lo logró, los ultradrilos daban poderosas y largas zancadas y capturaban y masticaban enérgicamente a los desdichados lagartinos.
Solo hubo un problemilla, un mago lagartino estaba reorganizando en torno a el a decenas de lagartinos para tratar de huir ordenadamente, había chamuscado a tres ultradrilos con grandes bolas de fuego, el hedor a cocodrilo quemado impregnaba el ambiente, Anchoju recogió una de las lanzas de los lagartinos, apuntó y la arrojó sobre el mago que trató de desviarla con magia de viento, pero el impulso del ultradrilo era tan potente que a pesar de desviarla un poco se clavó en el hombro del mago, que se mareó y terminó desmayándose, momento que el resto de ultradrilos aprovecharon para destrozar a los lagartinos que había reunido el mago.
Cuando los hermanos ultradrilos se reunieron e hicieron recuento de bajas ambos quedaron satisfechos, tres muertos por culpa del mago, cuatro más por las heridas de flechas y lanzas, dos heridos con posibles secuelas en las piernas que no les permitirían caminar bípedamente y quince heridos que se recuperarían sin problemas con el tiempo.
Anchoju le preguntó a su hermana cómo habían sido esos tres años en el lago.
Zamcha abrió sus mandíbulas y amenazó a su hermano con morderle, luego se quejó de las frías aguas del lago en la montaña, del escaso alimento en peces y animales de la montaña, pero dijo que podría haber sido peor, y que al menos no les habían detectado.
El rey le pidió perdón a su hermana por haber tenido que estar tres años preparando el ataque en un terreno hostil para ella pero dijo que al menos el plan había salido bien, luego dijo que dejarían un pequeño destacamento de diez ultradrilos con los heridos para mantener el castillo recién capturado y el resto irían al norte siguiendo el río para aumentar el territorio de Cocodrilia.
Zamcha sugirió a varios ultradrilos jóvenes para que se quedasen en el castillo con los heridos y su hermano no puso inconveniente en la lista, pero dejó un viejo ultradrilo al mando para que instruyese a los jóvenes.
Tras destrozar la presa a conciencia, los ultradrilos avanzaron por el río a buen ritmo hasta el siguiente asentamiento lagartino, gracias a la velocidad por el agua llegaron mucho antes de que los pocos supervivientes lagartinos del primer ataque pudiesen ponerse en contacto con otros de su raza, y el ataque tomó por sorpresa al pueblo agrícola de Verdeprado.
Dos guardias subidos en la atalaya del pueblo vieron a los enormes ultradrilos y emplearon la campana para dar la alarma, los veinte guardias del pueblo salieron de la barraca militar con sus lanzas y dos de ellos con arcos treparon a toda prisa a la atalaya y tres más con arco se instalaron encima de la puerta, que era el punto más débil de la muralla.
Pero esas murallas tampoco era un problema para los ultradrilos, eran más bien para protegerse de los ataques de otros lagartinos, por lo que al ver a más de doscientos ultradrilos acercándose al pueblo, a los defensores no les quedó ninguna esperanza de victoria.
El gobernador y algunos nobles locales se montaron en dromaedosauroides y se dieron a la fuga, el capitán de la guardia se montó también en uno pero en vez de huir se dirigió a la batalla con el, seguido de quince lanceros, la misión era ganar tiempo para que los habitantes pudiesen huir.
Los aldeanos lagartinos se dieron a la fuga a pie, y los ultradrilos les dejaron irse, Anchoju tras inmovilizar al dromaedosauroide del capitán de la guardia y llevarse una herida en el hombro del capitán lagartino, asestó tremendo mordisco a este y arrojó su cadáver al suelo mientras otros ultradrilos se acercaban al dinosaurio y le hinchaban a mordiscos.
Los lanceros no pudieron hacer nada frente a los ultradrilos, solo los arqueros dispararon hasta que tuvieron a los ultradrilos al lado trepando las murallas, entonces bajaron al pueblo y luego trataron de huir corriendo, pero fueron capturados.
Trescientos lagartinos no habían huido del pueblo, cuando los soldados le preguntaron a Anchoju qué hacer con ellos, este señaló los establos de triceratops y las granjas de calatocercos, ellos les engordarán, esos triceratops son demasiado pequeños para la guerra, por eso siguen aquí.
A los calatocercos los usan como carne y eso nos permitirá a nosotros tener comida durante mucho tiempo, podremos estar desligados del río para obtener comida.
Zamcha estaba cerca y dijo que la parecía buena idea, además podrían hacer de Verdeprado un asentamiento a largo plazo y tratar de mejorar tecnológicamente, hasta ahora hemos aprovechado nuestra ventaja física, pero ellos mejoran continuamente sus armas, tal vez debamos empezar a tener nosotros también armas y armaduras.
Anchoju estuvo de acuerdo con su hermana, bien, nos haremos fuertes aquí, primero habrá que hacer una muralla mucho más grande y poderosa, gracias a los calatocercos podremos comer sin tener que ir a ningún lado y trabajar en la mejora del pueblo.
Esos lagartinos deberán enseñarnos a trabajar el metal dijo Zamcha, si lo hacen vivirán muy bien con nosotros, iré a hablar con ellos a ver si alguno sabe.
Anchoju agradeció a su hermana sus esfuerzos, él era totalmente incapaz de hablar el lagartino, durante las enseñanzas de los mayores, el intentaba prestar atención, pero era incapaz de reproducir los sonidos de los lagartinos.