Adios Zoroark - - Blog de Buho01
Bueno, esta es una pequeña historia que escribí y que tiene que ver con mi entrenador de Pokemon Agora, Ian, espero les guste.
Adios Zoroark – El Nacimiento de Loki
Hace poco tiempo, en un bosque cerca de la Ruta 121 en Hoenn, Ian y Hound se acercaban cautelosamente a lo que creían era su objetivo, la última misión de Ian lo trajo de regreso a Hoenn pues debía localizar y etiquetar a algunos pokemon de Teselia que por alguna razón desconocida habían aparecido en la región.
Era una suerte que Ian entendiera a los pokemon, pues así pudo conseguir algo de información de los pokemon salvajes del lugar, sobre donde habían aparecido por primera vez los pokemon foráneos.
Temprano en la mañana, al llegar al lugar indicado…
-<Estás seguro que es aquí> - le preguntó Hound en voz baja al ver lo que tenían enfrente.
-No del todo, aunque creo que llegamos a tiempo para la fiesta.
Frente a ellos, del otro lado de los arbustos donde estaban ocultos, se encontraba el campamento de unos sujetos sospechosos, todos con uniformes negros, mascaras y piezas luminosas insertas en la ropa, además de llevar unas gafas con una pequeña caja metálica incrustada en el puente.
Uno de ellos llevaba un chaleco gris puesto, lo que lo identificaba como el líder del escuadrón, el hablaba mientras los demás iban de aquí para allá cargando cajas de madera.
-¡Rápido! ¡Quiero irme lo antes posible!
-¡Si señor! – contestan los subordinados.
-¡Y que esa bestia vuelva a poner el camuflaje!
Ian sin perder la calma empezó a hacer una completa revisión visual del lugar.
Además de la enorme tienda que servía de base y las otras más pequeñas que eran las “barracas”, un helicóptero de carga esperaba oculto con ramas y hojas, en el campamento había un gran número de cajas acumuladas, y en una esquina una jaula que encerraba a una Zoroark que se veía muy molesta, mientras varios de los sujetos la golpeaban con bastones eléctricos, alrededor de la jaula había trozos de muchas Ultraball destrozadas.
También vio que en una parte del campamento, estaban dos de esos tipos amarrados y tirados en el suelo mientras otro mas los vigilaba, el jefe se acercó a ellos y claramente enojado les dijo:
-Y por dejar escapar a esos pokemon, cuando regresemos a Ágora recibirán el castigo merecido por su falta, ¡Nadie traiciona al equipo Venum!
Sin ser vistos Ian y Hound se alejaron del lugar, para encontrar su propio punto base.
En una pequeña cueva a menos de 1 Km. del campamento de los Venum, Ian alimentaba a varios miembros de su equipo, mientras les informaban de lo que vieron antes.
Cabe destacar que en ese entonces Ian no llevaba el mismo equipo que ahora, en la cueva se encontraban Hound, Night que aun era Murkrow, Emily la Gardevoir, y Zang, el Zangoose, la mayoría de los miembros del equipo, los otros dos estaban en sus pokebolas pues era lo mas conveniente de momento.
-… Y eso fue lo que vimos – terminaba de contarles Ian.
-<Eso suena horrible> – dijo impresionada Emily.
-<Y lo era, los humanos son perversos> - le contestó Hound, al momento se sobresaltó y rectificó - <¡Es decir! ¡Me refiero a que ELLOS son perversos!, tu eres diferente hermano> - le dijo a Ian.
-No te preocupes, se a que te refieres Hound – su rostro tenía una expresión triste, pero la cambió por una muy decidida – Por eso ¡Volveremos ahora!
-Este es el plan… – les dijo a todos, que de repente estaban más animados.
De regreso en el campamento Venum, había un gran escándalo que se oía desde lejos, Sigilosamente como antes Ian se acercó por detrás a uno de los guardias, que estaba distraído viendo la conmoción.
Antes de que el guardia pudiera reaccionar, Ian y Emily lo arrastraron tras los arbustos y lo amordazaron, mientras Zang y Hound detenían al Zubat que llevaba en el hombro, apretándole la garganta lo suficiente para que no pudiera hacer ruido (ya que los Zubats atacan mayormente con la boca) hasta que Ian lo metió en su pokebola y luego esta en un contenedor especial, para que no se saliera de ninguna forma.
Mientras Emily usaba sus poderes psíquicos para terminar de envolver al guardia, Ian se asomó cautelosamente para ver la causa de tal escándalo.
Del otro lado de los arbustos, en el centro del campamento, La Zoroark peleaba fieramente con los Venum, que la detenían con varas de metal sujetas a su cuello y brazos para mantenerse alejados, mientras una nube de humo purpureo se esparcía a ras de suelo alrededor de todos.
-Esa nube es venenosa, no podemos acercarnos – le dijo Ian a sus compañeros.
De un certero golpe, La Zoroark rompió una de las amarras, al mismo tiempo que le quitaba los lentes a uno de los Venum que estaban cerca de ella, Ian logró distinguir que los ojos de la Zoroark brillaron al mismo tiempo que el humo alrededor del Venum golpeado se prendía y lo envolvía en una bola de fuego, mientras el gritaba de terror.
Otros dos miembros (un hombre y una mujer) lo sujetaron ignorando el fuego, sin quemarse ni parecer afectados por el de ninguna forma.
-¡Ya cálmate! ¡Es una ilusión! – le gritaba el tratando de inmovilizarlo.
-¡Idiota! ¡Ponte los lentes de nuevo! – le gritó ella.
Ian escuchaba y veía todo desde su escondite, y esa última exclamación llamó su atención, volteó a ver al vigía, que Emily había colgado boca abajo de la rama de un árbol, y le preguntó:
-¿Acaso dijo “lentes”? me pregunto si…
Ian se acercó al hombre que se agitaba con todas sus fuerzas sin poder soltarse, y en tono de broma le preguntó:
-¿Me los prestas? – dijo mientras le quitaba los lentes – Gracias.
Con los lentes del guardia, Ian pudo ver que tanto el humo como el fuego eran ilusiones de Zoroark tratando de alejar a todos de si, en ese momento el hombre del chaleco salió de la tienda-cuartel cargando un huevo pokemon, mientras amenazaba a Zoroark así:
-¡Cálmate de una vez! A menos que quieras que haga una tortilla con este pequeñín.
El hacía tambalear el huevo en sus manos, reafirmando sus palabras, Zoroark por miedo de que matara a su cría dejó de pelear, y se mostró dócil mientras la obligaban a regresar a su jaula.
Aprovechando la confusión, Zang y Emily habían traído un par de las cajas de madera sin ser vistos, al abrirlas vieron que estaban llenas de pokebolas, y dentro de cada una había un pokemon, en una caja los de Hoenn y en la otra de Teselia.
Con Zoroark de nuevo encerrada, el líder del escuadrón regresó el huevo al contenedor donde lo mantenía, y regresó a sus obligaciones sin percatarse que a sus espaldas el contenedor empezaba a levitar fuera del campamento.
Junto a la jaula de Zoroark, que habían dejado descuidada luego de encerrarla, Ian y los demás le hacían señas al pokemon indicándole que querían ayudarle, en ese momento Emily recibía el huevo que sacó de la tienda con poder psíquico.
-No te preocupes, los sacaremos de aquí – tranquilizaba Ian a Zoroark.
-<Muchas gracias> – le contestó la Zoroark, claramente cansada.
Al estar tan cerca Ian pudo notar lo golpeada que estaba la Zoroark, prueba de la tortura a la que fue sometida por los Venum.
De su bolsillo Ian sacó unas bombas de humo, de las que usan los entrenadores normalmente para huir de pokemon salvajes, las lanzó al aire cerca del centro del campamento y Night las rompió con Finta, lo que creó una gran cortina de humo negro alrededor del lugar, y mientras los Venum trataban de entender qué pasaba Zang usó su Garra Brutal para liberar a Zoroark.
Al mismo tiempo Ian llamó a su quinto pokemon, para terminar el trabajo.
-¡SAL, SLIME! ¡REUNE LAS CAJAS!
De la Heavyball de su brazo, salió el enorme (y súper apestoso) Muk que Ian había llevado desde Johto para la misión original, este se lanzó sobre las múltiples cajas de madera atrapándolas en su cuerpo.
Ian introdujo en Slime un paquete plástico con una nota para la policía y le ordenó regresar a Ciudad Calagua.
Mientras el y los demás distraían a los Venum que de inmediato empezaron a perseguirlos, Slime huyó estirando y contrayendo su cuerpo cargado de cajas por encima de los arboles a gran velocidad.
Ian y los demás corrían por la rivera de un rio que pasaba cerca, con los Venum y sus pokemon siguiéndoles los talones, Emily ayudaba a Zoroark que estaba muy débil para correr por su cuenta e Ian sujetaba fuertemente el contenedor con el Huevo, que repentinamente empezó a brillar a intervalos mientras los Bomba Lodo pasaban zumbando junto a Ian y sus amigos, que huían a todo lo que daban sus piernas.
-Ya le dimos tiempo suficiente – Les dijo Ian a sus amigos, refiriéndose a Slime – Hound, tu turno.
Hound se volteó, y lanzó su Llamarada contra sus perseguidores, los Koffings y Zubats del equipo Venum la recibieron de lleno, excepto por uno de los Koffing que se cubrió tras los demás, este se lanzó directo contra Zoroark y al golpearla usó Autodestrucción, causándole una grave herida.
Ian se acercó muy preocupado a Zoroark y esta le dijo algo en voz baja, al mismo tiempo que Zang saltaba frente a Hound y usaba Puño Hielo al suelo, levantando varias picas de hielo hacia los entrenadores Venum, inmovilizándolos.
Como pudieron se escaparon del hielo, solo para recibir varios tiros de Bola Sombras de Emily, que aunque les dieron directo al cuerpo no les hicieron gran daño, y se lanzaron a toda prisa contra Ian y los pokemon, deteniéndolos contra el suelo.
Pero grande fue su sorpresa cuando todos se convirtieron en piedras y troncos, en ese momento notaron que los lentes contra ilusiones estaban rotos, dañados por los Bola Sombra.
De regreso en la cueva, Ian hacía todo lo posible para detener la hemorragia de Zoroark, lamentablemente su mochila se rasgó durante la persecución y no tenía ítems de curación para una herida así, Night entró volando rápido a la cueva.
-<Lo siento, recorrí toda el área y esto es todo lo que encontré> - le dijo entregándole unas hierbas a Ian.
-Está bien, espero que basten.
A toda prisa empezó a moler las hierbas y algunos restos de bayas para hacer la medicina, Emily mantenía un apósito contra la herida para detener el sangrado.
Ian le aplicó la pasta cicatrizante a Zoroark, y con una pieza de su camiseta improvisó un vendaje para sostener el apósito.
-<Que más podemos hacer maestro> - le preguntó Emily, muy preocupada.
-Nada, solo podemos mantener las esperanzas.
Ian sacó el huevo del contenedor, ya que estaba brillando más y a intervalos más cortos, se acercó a Zoroark y con cuidado lo puso junto a su cuerpo, y mientras le ponía su abrigo para cubrirla, suavemente le dijo:
-¿lo sientes? Es tu bebé, debes resistir por el.
De pronto escucharon las voces de los Venum que se acercaban por el camino hacia la cueva, todos se preocuparon.
-<O no, creo que me vieron cuando buscaba las medicinas>- se asustó Night.
Todos temían ser descubiertos, ya que con Zoroark en ese estado no podrían escapar, en ese momento el huevo eclosionó y un pequeño Zorua quedó medio dormido junto a su moribunda madre, ella sujetó a Ian y le pidió que se acercara, y con lágrimas en sus ojos le dijo:
-<Por favor… cuídalo… hasta que… sea fuerte>
Ian solo pudo asentir, mientras Zoroark usaba las pocas fuerzas que le quedaban para generar una ilusión y desaparecer la cueva.
Afuera, los Venum buscaban por todos lados a los fugados, ya que tampoco pudieron atrapar a Slime, cuando una de ellos apuntó hacia el cielo gritando:
-¡Allá va! ¡El Murkrow blanco!
-¡Se dirige de regreso al campamento! – gritó otro.
Todos empezaron a perseguir al Murkrow imaginario que creó Zoroark, alejándose rápidamente de la cueva.
Ian los observaba a través de la ilusión, gracias a los lentes que había conservado, luego se acercó a Zoroark y le habló:
-Ya se alejaron, puedes dejar de esforzarte Zoroark… ¿Zoroark?... ¡¿Zoroark?!.
Pero Zoroark no se movía, Ian pensó que se había desmayado hasta que se acercó y confirmó su peor temor, había fallecido.
El pequeño Zorua trataba de hablarle y la movía con el hocico tratando de despertarla, hasta que Night lo tomó y con cuidado lo acercó a si mismo, Zorua empezó a llorar con fuerza y se abrazó a Night, que lloraba en silencio.
Unas horas después, con gran tristeza y para proteger sus restos, Ian y los demás improvisaron una tumba en ese mismo bosque, con una lapida de piedras cubriéndola
Aproximadamente una hora antes del anochecer regresaron a la cueva, en silencio, Hound y Emily no pudieron evitar llorar, Night se había quedado allí junto a Zorua, que se durmió llorando y no vio cuando enterraron a su madre.
Todos estuvieron en silencio hasta casi el anochecer, el primero en romperlo fue Zang, que preguntó casi como quien no quiere una respuesta:
-<¿Y ahora? ¿Qué haremos con el pequeño?>
-<Pues… lo correcto es que Ian lo crie, eso quería su madre> - contestó Night, viendo con cariño al recién nacido.
-<En mi grupo, decían que los huérfanos crecen mejor con otros pokemon de su mismo tipo> - intervino Emily, aun sollozando.
-<Esos serían Hound y tu> - le dijo Zang a Night.
De nuevo todos quedaron en silencio por un buen rato.
Cuando el último rayo de sol desapareció tras las montañas, Ian se levantó del lugar donde estuvo sentado en silencio por mucho tiempo, sin decir nada se dirigió a la entrada, se detuvo y sin voltear dijo:
-Hound, quedas a cargo, regresaré en un rato.
Hound no volteó, sin moverse le contestó:
-<Bien, ten cuidado>
Ian siguió caminando, a algunos metros de la cueva sacó la sexta pokeball de su brazalete, apretó el botón de esa algo rasguñada Noche ball para que se expandiera y le dijo al pokemon encerrado dentro:
-Se que aun me detestas, pero por esta vez, solo por esta vez, necesito que me escuches, y te prometo que te dejaré regresar a casa…
Varias explosiones tras el ruido característico del Hiperrayo, eran seguidas por los gritos de pánico de los Venum, que en la oscuridad no sabían quién o qué los estaba atacando.
A toda prisa corrían para alejarse de la bola de fierros ardientes y retorcidos que antes fue su helicóptero, pero un gigantesco cuerpo de color negro aterrizó cortándoles el paso.
Frente a ellos el más grande Dragonite que nunca vieron en sus vidas los miraba con ojos llenos de ira, sobre su cabeza estaba de pie Ian, que con lágrimas amargas que hasta entonces había contenido les gritó:
-¡EQUIPO VENUM! ¡AHORA ME ENCARGARÉ DE HACER JUSTICIA!
Aun llevaba puesto el abrigo, manchado con la sangre de Zoroark, lo que hacía todavía más terrorífica su apariencia iluminada por el fuego para quienes lo miraban desde el suelo, que despavoridos corrían de regreso al helicóptero en llamas por el terror.
Las últimas palabras que el miedo les permitió entender fueron la orden de Ian…
-¡FURIA DRAGÓN!
Con los primeros rayos de sol, la coordinadora Emily, un comando de policía y los Rangers de Hoenn, guiados por Slime el Muk, llegaban al lugar que parecía una zona de guerra, en el centro estaba Ian sentado en el suelo, junto a el sus pokemon y en los brazos traía al pequeño Zorua.
Tras el estaba recostado el inmenso Dragonite varicolor, envolviendo con su cuerpo a todos los del equipo Venum, amarrados de manos, pies y torso.
Emily al verlo corrió hasta el y lo abrazó con lagrimas en los ojos.
-¡Ian! ¿Estás bien? – le preguntó su amiga al ver su camiseta rasgada y el abrigo ensangrentado.
-Si, no te preocupes – le contestó con un tono triste de voz.
-¡Pues no me vuelvas a hacer eso! – le gritó llorando – me preocupaste mucho.
Un rato después los policías se llevaban arrestados a los aturdidos Venum, mientras Ian estaba aparte con Dragonite, Hound se acercó y sonriendo le confesó:
-<Luego que te fuiste empecé a pensar que cometerías alguna locura>
-Parece que no me conocieras, jamás me rebajaría al nivel de esos locos.
-<Al menos me alegra que ustedes dos ya se lleven bien> - le dijo viendo a Dragonite.
-<No precisamente> - le contestó el dragón.
Ian levantó el brazo hacia Dragonite, que no tenía nombre pues no aceptaba ningún otro, en la mano tenía la Noche ball que apuntaba directo hacia el pokemon, este se preocupó y le gritó exaltado:
-<¡Lo prometiste!>
-Esta es tu pokebola, símbolo de que soy tu entrenador, por lo que nadie mas puede atraparte – a continuación, puso la pokebola en una pequeña caja de metal, similar a la que usó antes con el Zubat, pero esta caja tenía un cerrojo de combinación, luego continuó – pero como prometí, dejaré que regreses a casa.
De nuevo extendió el brazo, esta vez ofreciéndole la caja a Dragonite.
-Mientras esa caja esté cerrada nadie podrá atraparte, y podrás seguir libre, ahora, puedes irte.
Dragonite asintió con la cabeza, cuidadosamente tomó la caja y emprendió el vuelo, alejándose por encima de las montañas con dirección a alguna alejada montaña donde vivir en paz.
Emily, que ahora traía en los abrazos al pequeño Zorua, se acercó a Ian y le dijo:
-Pensé que lo habías traído para hacerse amigos.
-Así fue, y en cierta forma, creo que lo hicimos – le contestó viendo a Dragonite perderse en el cielo.
-¿Y como se llama este pequeño? – le preguntó abrazando mas a Zorua.
-Pues no lo he pensado aun, es un Zorua, el pokemon ilusión… - luego de pensarlo un momento continuó - ¿Cómo habías dicho que se llamaba el dios nórdico de las ilusiones?
-¿Loki?
-Loki, me gusta ¿Qué te parece pequeño? ¿Te gusta ese nombre?
Zorua asintió, mostrando que le gustaba.
-Y ahora que harás – Le preguntó ella.
Ian llamó a sus demás pokemon para que se acercaran, cuando se reunieron le contestó.
-Ahora lo primero será ir casa, luego ya veremos.
Loki empezó a moverse en cuanto vio a Night, hasta que Emily lo bajó y con dificultad el pequeño caminó hasta el, en ese momento Ian recordó lo que su Gardevoir dijo antes, y agregó:
-El es muy pequeño aun, me parece que necesita a otros de su tipo para crecer, además de su nuevo “papá”
Loki, acurrucado con Night empezó a balbucearle:
-P-pa-papá.
Todos empezaron a reír, y unos días después, luego de enviar los pokemon foráneos a una colega de Ian en Teselia para su liberación, y de liberar en la zona los de Hoenn, tomaron el barco de regreso a Johto.
Durante el viaje, en la mente de Ian se estaba formando la idea de un nuevo viaje a otra región.
Adios Zoroark – El Nacimiento de Loki
Hace poco tiempo, en un bosque cerca de la Ruta 121 en Hoenn, Ian y Hound se acercaban cautelosamente a lo que creían era su objetivo, la última misión de Ian lo trajo de regreso a Hoenn pues debía localizar y etiquetar a algunos pokemon de Teselia que por alguna razón desconocida habían aparecido en la región.
Era una suerte que Ian entendiera a los pokemon, pues así pudo conseguir algo de información de los pokemon salvajes del lugar, sobre donde habían aparecido por primera vez los pokemon foráneos.
Temprano en la mañana, al llegar al lugar indicado…
-<Estás seguro que es aquí> - le preguntó Hound en voz baja al ver lo que tenían enfrente.
-No del todo, aunque creo que llegamos a tiempo para la fiesta.
Frente a ellos, del otro lado de los arbustos donde estaban ocultos, se encontraba el campamento de unos sujetos sospechosos, todos con uniformes negros, mascaras y piezas luminosas insertas en la ropa, además de llevar unas gafas con una pequeña caja metálica incrustada en el puente.
Uno de ellos llevaba un chaleco gris puesto, lo que lo identificaba como el líder del escuadrón, el hablaba mientras los demás iban de aquí para allá cargando cajas de madera.
-¡Rápido! ¡Quiero irme lo antes posible!
-¡Si señor! – contestan los subordinados.
-¡Y que esa bestia vuelva a poner el camuflaje!
Ian sin perder la calma empezó a hacer una completa revisión visual del lugar.
Además de la enorme tienda que servía de base y las otras más pequeñas que eran las “barracas”, un helicóptero de carga esperaba oculto con ramas y hojas, en el campamento había un gran número de cajas acumuladas, y en una esquina una jaula que encerraba a una Zoroark que se veía muy molesta, mientras varios de los sujetos la golpeaban con bastones eléctricos, alrededor de la jaula había trozos de muchas Ultraball destrozadas.
También vio que en una parte del campamento, estaban dos de esos tipos amarrados y tirados en el suelo mientras otro mas los vigilaba, el jefe se acercó a ellos y claramente enojado les dijo:
-Y por dejar escapar a esos pokemon, cuando regresemos a Ágora recibirán el castigo merecido por su falta, ¡Nadie traiciona al equipo Venum!
Sin ser vistos Ian y Hound se alejaron del lugar, para encontrar su propio punto base.
En una pequeña cueva a menos de 1 Km. del campamento de los Venum, Ian alimentaba a varios miembros de su equipo, mientras les informaban de lo que vieron antes.
Cabe destacar que en ese entonces Ian no llevaba el mismo equipo que ahora, en la cueva se encontraban Hound, Night que aun era Murkrow, Emily la Gardevoir, y Zang, el Zangoose, la mayoría de los miembros del equipo, los otros dos estaban en sus pokebolas pues era lo mas conveniente de momento.
-… Y eso fue lo que vimos – terminaba de contarles Ian.
-<Eso suena horrible> – dijo impresionada Emily.
-<Y lo era, los humanos son perversos> - le contestó Hound, al momento se sobresaltó y rectificó - <¡Es decir! ¡Me refiero a que ELLOS son perversos!, tu eres diferente hermano> - le dijo a Ian.
-No te preocupes, se a que te refieres Hound – su rostro tenía una expresión triste, pero la cambió por una muy decidida – Por eso ¡Volveremos ahora!
-Este es el plan… – les dijo a todos, que de repente estaban más animados.
De regreso en el campamento Venum, había un gran escándalo que se oía desde lejos, Sigilosamente como antes Ian se acercó por detrás a uno de los guardias, que estaba distraído viendo la conmoción.
Antes de que el guardia pudiera reaccionar, Ian y Emily lo arrastraron tras los arbustos y lo amordazaron, mientras Zang y Hound detenían al Zubat que llevaba en el hombro, apretándole la garganta lo suficiente para que no pudiera hacer ruido (ya que los Zubats atacan mayormente con la boca) hasta que Ian lo metió en su pokebola y luego esta en un contenedor especial, para que no se saliera de ninguna forma.
Mientras Emily usaba sus poderes psíquicos para terminar de envolver al guardia, Ian se asomó cautelosamente para ver la causa de tal escándalo.
Del otro lado de los arbustos, en el centro del campamento, La Zoroark peleaba fieramente con los Venum, que la detenían con varas de metal sujetas a su cuello y brazos para mantenerse alejados, mientras una nube de humo purpureo se esparcía a ras de suelo alrededor de todos.
-Esa nube es venenosa, no podemos acercarnos – le dijo Ian a sus compañeros.
De un certero golpe, La Zoroark rompió una de las amarras, al mismo tiempo que le quitaba los lentes a uno de los Venum que estaban cerca de ella, Ian logró distinguir que los ojos de la Zoroark brillaron al mismo tiempo que el humo alrededor del Venum golpeado se prendía y lo envolvía en una bola de fuego, mientras el gritaba de terror.
Otros dos miembros (un hombre y una mujer) lo sujetaron ignorando el fuego, sin quemarse ni parecer afectados por el de ninguna forma.
-¡Ya cálmate! ¡Es una ilusión! – le gritaba el tratando de inmovilizarlo.
-¡Idiota! ¡Ponte los lentes de nuevo! – le gritó ella.
Ian escuchaba y veía todo desde su escondite, y esa última exclamación llamó su atención, volteó a ver al vigía, que Emily había colgado boca abajo de la rama de un árbol, y le preguntó:
-¿Acaso dijo “lentes”? me pregunto si…
Ian se acercó al hombre que se agitaba con todas sus fuerzas sin poder soltarse, y en tono de broma le preguntó:
-¿Me los prestas? – dijo mientras le quitaba los lentes – Gracias.
Con los lentes del guardia, Ian pudo ver que tanto el humo como el fuego eran ilusiones de Zoroark tratando de alejar a todos de si, en ese momento el hombre del chaleco salió de la tienda-cuartel cargando un huevo pokemon, mientras amenazaba a Zoroark así:
-¡Cálmate de una vez! A menos que quieras que haga una tortilla con este pequeñín.
El hacía tambalear el huevo en sus manos, reafirmando sus palabras, Zoroark por miedo de que matara a su cría dejó de pelear, y se mostró dócil mientras la obligaban a regresar a su jaula.
Aprovechando la confusión, Zang y Emily habían traído un par de las cajas de madera sin ser vistos, al abrirlas vieron que estaban llenas de pokebolas, y dentro de cada una había un pokemon, en una caja los de Hoenn y en la otra de Teselia.
Con Zoroark de nuevo encerrada, el líder del escuadrón regresó el huevo al contenedor donde lo mantenía, y regresó a sus obligaciones sin percatarse que a sus espaldas el contenedor empezaba a levitar fuera del campamento.
Junto a la jaula de Zoroark, que habían dejado descuidada luego de encerrarla, Ian y los demás le hacían señas al pokemon indicándole que querían ayudarle, en ese momento Emily recibía el huevo que sacó de la tienda con poder psíquico.
-No te preocupes, los sacaremos de aquí – tranquilizaba Ian a Zoroark.
-<Muchas gracias> – le contestó la Zoroark, claramente cansada.
Al estar tan cerca Ian pudo notar lo golpeada que estaba la Zoroark, prueba de la tortura a la que fue sometida por los Venum.
De su bolsillo Ian sacó unas bombas de humo, de las que usan los entrenadores normalmente para huir de pokemon salvajes, las lanzó al aire cerca del centro del campamento y Night las rompió con Finta, lo que creó una gran cortina de humo negro alrededor del lugar, y mientras los Venum trataban de entender qué pasaba Zang usó su Garra Brutal para liberar a Zoroark.
Al mismo tiempo Ian llamó a su quinto pokemon, para terminar el trabajo.
-¡SAL, SLIME! ¡REUNE LAS CAJAS!
De la Heavyball de su brazo, salió el enorme (y súper apestoso) Muk que Ian había llevado desde Johto para la misión original, este se lanzó sobre las múltiples cajas de madera atrapándolas en su cuerpo.
Ian introdujo en Slime un paquete plástico con una nota para la policía y le ordenó regresar a Ciudad Calagua.
Mientras el y los demás distraían a los Venum que de inmediato empezaron a perseguirlos, Slime huyó estirando y contrayendo su cuerpo cargado de cajas por encima de los arboles a gran velocidad.
Ian y los demás corrían por la rivera de un rio que pasaba cerca, con los Venum y sus pokemon siguiéndoles los talones, Emily ayudaba a Zoroark que estaba muy débil para correr por su cuenta e Ian sujetaba fuertemente el contenedor con el Huevo, que repentinamente empezó a brillar a intervalos mientras los Bomba Lodo pasaban zumbando junto a Ian y sus amigos, que huían a todo lo que daban sus piernas.
-Ya le dimos tiempo suficiente – Les dijo Ian a sus amigos, refiriéndose a Slime – Hound, tu turno.
Hound se volteó, y lanzó su Llamarada contra sus perseguidores, los Koffings y Zubats del equipo Venum la recibieron de lleno, excepto por uno de los Koffing que se cubrió tras los demás, este se lanzó directo contra Zoroark y al golpearla usó Autodestrucción, causándole una grave herida.
Ian se acercó muy preocupado a Zoroark y esta le dijo algo en voz baja, al mismo tiempo que Zang saltaba frente a Hound y usaba Puño Hielo al suelo, levantando varias picas de hielo hacia los entrenadores Venum, inmovilizándolos.
Como pudieron se escaparon del hielo, solo para recibir varios tiros de Bola Sombras de Emily, que aunque les dieron directo al cuerpo no les hicieron gran daño, y se lanzaron a toda prisa contra Ian y los pokemon, deteniéndolos contra el suelo.
Pero grande fue su sorpresa cuando todos se convirtieron en piedras y troncos, en ese momento notaron que los lentes contra ilusiones estaban rotos, dañados por los Bola Sombra.
De regreso en la cueva, Ian hacía todo lo posible para detener la hemorragia de Zoroark, lamentablemente su mochila se rasgó durante la persecución y no tenía ítems de curación para una herida así, Night entró volando rápido a la cueva.
-<Lo siento, recorrí toda el área y esto es todo lo que encontré> - le dijo entregándole unas hierbas a Ian.
-Está bien, espero que basten.
A toda prisa empezó a moler las hierbas y algunos restos de bayas para hacer la medicina, Emily mantenía un apósito contra la herida para detener el sangrado.
Ian le aplicó la pasta cicatrizante a Zoroark, y con una pieza de su camiseta improvisó un vendaje para sostener el apósito.
-<Que más podemos hacer maestro> - le preguntó Emily, muy preocupada.
-Nada, solo podemos mantener las esperanzas.
Ian sacó el huevo del contenedor, ya que estaba brillando más y a intervalos más cortos, se acercó a Zoroark y con cuidado lo puso junto a su cuerpo, y mientras le ponía su abrigo para cubrirla, suavemente le dijo:
-¿lo sientes? Es tu bebé, debes resistir por el.
De pronto escucharon las voces de los Venum que se acercaban por el camino hacia la cueva, todos se preocuparon.
-<O no, creo que me vieron cuando buscaba las medicinas>- se asustó Night.
Todos temían ser descubiertos, ya que con Zoroark en ese estado no podrían escapar, en ese momento el huevo eclosionó y un pequeño Zorua quedó medio dormido junto a su moribunda madre, ella sujetó a Ian y le pidió que se acercara, y con lágrimas en sus ojos le dijo:
-<Por favor… cuídalo… hasta que… sea fuerte>
Ian solo pudo asentir, mientras Zoroark usaba las pocas fuerzas que le quedaban para generar una ilusión y desaparecer la cueva.
Afuera, los Venum buscaban por todos lados a los fugados, ya que tampoco pudieron atrapar a Slime, cuando una de ellos apuntó hacia el cielo gritando:
-¡Allá va! ¡El Murkrow blanco!
-¡Se dirige de regreso al campamento! – gritó otro.
Todos empezaron a perseguir al Murkrow imaginario que creó Zoroark, alejándose rápidamente de la cueva.
Ian los observaba a través de la ilusión, gracias a los lentes que había conservado, luego se acercó a Zoroark y le habló:
-Ya se alejaron, puedes dejar de esforzarte Zoroark… ¿Zoroark?... ¡¿Zoroark?!.
Pero Zoroark no se movía, Ian pensó que se había desmayado hasta que se acercó y confirmó su peor temor, había fallecido.
El pequeño Zorua trataba de hablarle y la movía con el hocico tratando de despertarla, hasta que Night lo tomó y con cuidado lo acercó a si mismo, Zorua empezó a llorar con fuerza y se abrazó a Night, que lloraba en silencio.
Unas horas después, con gran tristeza y para proteger sus restos, Ian y los demás improvisaron una tumba en ese mismo bosque, con una lapida de piedras cubriéndola
Aproximadamente una hora antes del anochecer regresaron a la cueva, en silencio, Hound y Emily no pudieron evitar llorar, Night se había quedado allí junto a Zorua, que se durmió llorando y no vio cuando enterraron a su madre.
Todos estuvieron en silencio hasta casi el anochecer, el primero en romperlo fue Zang, que preguntó casi como quien no quiere una respuesta:
-<¿Y ahora? ¿Qué haremos con el pequeño?>
-<Pues… lo correcto es que Ian lo crie, eso quería su madre> - contestó Night, viendo con cariño al recién nacido.
-<En mi grupo, decían que los huérfanos crecen mejor con otros pokemon de su mismo tipo> - intervino Emily, aun sollozando.
-<Esos serían Hound y tu> - le dijo Zang a Night.
De nuevo todos quedaron en silencio por un buen rato.
Cuando el último rayo de sol desapareció tras las montañas, Ian se levantó del lugar donde estuvo sentado en silencio por mucho tiempo, sin decir nada se dirigió a la entrada, se detuvo y sin voltear dijo:
-Hound, quedas a cargo, regresaré en un rato.
Hound no volteó, sin moverse le contestó:
-<Bien, ten cuidado>
Ian siguió caminando, a algunos metros de la cueva sacó la sexta pokeball de su brazalete, apretó el botón de esa algo rasguñada Noche ball para que se expandiera y le dijo al pokemon encerrado dentro:
-Se que aun me detestas, pero por esta vez, solo por esta vez, necesito que me escuches, y te prometo que te dejaré regresar a casa…
Varias explosiones tras el ruido característico del Hiperrayo, eran seguidas por los gritos de pánico de los Venum, que en la oscuridad no sabían quién o qué los estaba atacando.
A toda prisa corrían para alejarse de la bola de fierros ardientes y retorcidos que antes fue su helicóptero, pero un gigantesco cuerpo de color negro aterrizó cortándoles el paso.
Frente a ellos el más grande Dragonite que nunca vieron en sus vidas los miraba con ojos llenos de ira, sobre su cabeza estaba de pie Ian, que con lágrimas amargas que hasta entonces había contenido les gritó:
-¡EQUIPO VENUM! ¡AHORA ME ENCARGARÉ DE HACER JUSTICIA!
Aun llevaba puesto el abrigo, manchado con la sangre de Zoroark, lo que hacía todavía más terrorífica su apariencia iluminada por el fuego para quienes lo miraban desde el suelo, que despavoridos corrían de regreso al helicóptero en llamas por el terror.
Las últimas palabras que el miedo les permitió entender fueron la orden de Ian…
-¡FURIA DRAGÓN!
Con los primeros rayos de sol, la coordinadora Emily, un comando de policía y los Rangers de Hoenn, guiados por Slime el Muk, llegaban al lugar que parecía una zona de guerra, en el centro estaba Ian sentado en el suelo, junto a el sus pokemon y en los brazos traía al pequeño Zorua.
Tras el estaba recostado el inmenso Dragonite varicolor, envolviendo con su cuerpo a todos los del equipo Venum, amarrados de manos, pies y torso.
Emily al verlo corrió hasta el y lo abrazó con lagrimas en los ojos.
-¡Ian! ¿Estás bien? – le preguntó su amiga al ver su camiseta rasgada y el abrigo ensangrentado.
-Si, no te preocupes – le contestó con un tono triste de voz.
-¡Pues no me vuelvas a hacer eso! – le gritó llorando – me preocupaste mucho.
Un rato después los policías se llevaban arrestados a los aturdidos Venum, mientras Ian estaba aparte con Dragonite, Hound se acercó y sonriendo le confesó:
-<Luego que te fuiste empecé a pensar que cometerías alguna locura>
-Parece que no me conocieras, jamás me rebajaría al nivel de esos locos.
-<Al menos me alegra que ustedes dos ya se lleven bien> - le dijo viendo a Dragonite.
-<No precisamente> - le contestó el dragón.
Ian levantó el brazo hacia Dragonite, que no tenía nombre pues no aceptaba ningún otro, en la mano tenía la Noche ball que apuntaba directo hacia el pokemon, este se preocupó y le gritó exaltado:
-<¡Lo prometiste!>
-Esta es tu pokebola, símbolo de que soy tu entrenador, por lo que nadie mas puede atraparte – a continuación, puso la pokebola en una pequeña caja de metal, similar a la que usó antes con el Zubat, pero esta caja tenía un cerrojo de combinación, luego continuó – pero como prometí, dejaré que regreses a casa.
De nuevo extendió el brazo, esta vez ofreciéndole la caja a Dragonite.
-Mientras esa caja esté cerrada nadie podrá atraparte, y podrás seguir libre, ahora, puedes irte.
Dragonite asintió con la cabeza, cuidadosamente tomó la caja y emprendió el vuelo, alejándose por encima de las montañas con dirección a alguna alejada montaña donde vivir en paz.
Emily, que ahora traía en los abrazos al pequeño Zorua, se acercó a Ian y le dijo:
-Pensé que lo habías traído para hacerse amigos.
-Así fue, y en cierta forma, creo que lo hicimos – le contestó viendo a Dragonite perderse en el cielo.
-¿Y como se llama este pequeño? – le preguntó abrazando mas a Zorua.
-Pues no lo he pensado aun, es un Zorua, el pokemon ilusión… - luego de pensarlo un momento continuó - ¿Cómo habías dicho que se llamaba el dios nórdico de las ilusiones?
-¿Loki?
-Loki, me gusta ¿Qué te parece pequeño? ¿Te gusta ese nombre?
Zorua asintió, mostrando que le gustaba.
-Y ahora que harás – Le preguntó ella.
Ian llamó a sus demás pokemon para que se acercaran, cuando se reunieron le contestó.
-Ahora lo primero será ir casa, luego ya veremos.
Loki empezó a moverse en cuanto vio a Night, hasta que Emily lo bajó y con dificultad el pequeño caminó hasta el, en ese momento Ian recordó lo que su Gardevoir dijo antes, y agregó:
-El es muy pequeño aun, me parece que necesita a otros de su tipo para crecer, además de su nuevo “papá”
Loki, acurrucado con Night empezó a balbucearle:
-P-pa-papá.
Todos empezaron a reír, y unos días después, luego de enviar los pokemon foráneos a una colega de Ian en Teselia para su liberación, y de liberar en la zona los de Hoenn, tomaron el barco de regreso a Johto.
Durante el viaje, en la mente de Ian se estaba formando la idea de un nuevo viaje a otra región.
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