En la playa de aceite y poliespán
Mis pies pisaban el níveo poliespan y sus sensores
interpretaron el calor suave y tibio de lo artificial que tanto me atraía. Ágata
me miraba de una forma poco usual y mí cpu calculó las posibilidades de que se
tratase de una expresión melancólica o simplemente, aunque no menos
interesante, de un simple eructo electrónico producido por una exagerada
lubricación.
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