Una España joven (feb)

Febrero. Caí de bruces en mi poeta favorito.
Y como todavía no me atrevo con El Dios ibero (mi poema favorito); dejé elegir a mi hermana el que más le llamase la atención de Campos de Castilla. Acabamos las dos con la sensación de un ciclo que se repite: Machado ya dijo que una de las dos Españas nos rompería el corazón.


A una España joven 
Fue un tiempo de mentira, de infamia. A España toda,
la malherida España, de Carnaval vestida
nos la pusieron, pobre y escuálida y beoda,
para que no acertara la mano con la herida.

Fue ayer; éramos casi adolescentes; era 

con tiempo malo, encinta de lúgubres presagios, 
cuando montar quisimos en pelo una quimera, 
mientras la mar dormía ahíta de naufragios.

Dejamos en el puerta la sórdida galera, 

y en una nave de oro nos plugo navegar
hacia los altos mares, sin aguardar ribera,
lanzando velas y anclas y gobernalle al mar.

Ya entonces, por el fondo de nuestro sueño -herencia
de un siglo que vencido sin gloria se alejaba-
un alba entrar quería; con nuestra turbulencia
la luz de las divinas ideas batallaba.

Mas cada cual el rumbo siguió de su locura; 
agilitó su brazo, acreditó su brío;
dejó como un espejo bruñida su armadura
y dijo: "El hoy es malo, pero el mañana ...  es mío".

Y es hoy aquel mañana de ayer...  Y España toda, 
con sucios oropeles de carnaval vestida 
aún la tenemos:  pobre y escuálida y beoda; 
mas hoy de un vino malo:  la sangre de su herida.

Tú, juventud más joven, si de más alta cumbre 
la voluntad te llega, irás a tu aventura, 
despierta y transparente a la divina lumbre, 
como el diamante clara, como el diamante pura. 

Antonio Machado.

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